Redactada:
2024-12-06
«Los monstruos son reales, y los fantasmas también. Viven dentro de nosotros y, a veces, ellos ganan», Stephen King.
Todo lo que ocurre tras la puerta cerrada de una habitación del domicilio familiar, es lo que puede cambiarte la vida para siempre. De esto es de lo que trata ‘Querer*’, una miniserie que, en tan sólo cuatro episodios, disecciona la vida de una familia en apariencia perfecta sin nada que esconder. Al menos hasta que Miren, la buena esposa y la abnegada madre, denuncia a su marido por violaciones reiteradas durante más de 20 años. Los primeros ecos son de asombro e incredulidad, con dos hijos ya mayores que se preguntan si lo que dice su madre es verdad, o por el contrario, si su padre está siendo víctima de una calumnia sin precedentes. Los hijos intentarán encontrar la verdad en un camino pantanoso en el que la mentira parece ser la ley del talión, cualquier discurso opuesto al que siempre ha dominado, es una aberración. Pero, ¿Cómo saber lo que ocurre tras la puerta cerrada de una habitación en la que no puedes entrar? Creyendo, analizando y escuchando, sobre todo. Íñigo, el otro protagonista de la historia, no da crédito a lo que le está sucediendo. Un hombre de negocios, de éxito, que gobierna tanto el campo laboral como el familiar, no entiende que la mujer que nunca abre la boca para quejarse o que camina cabizbaja por cada estancia, considere que sus pequeños arranques violentos son motivo de preocupación y mucho menos de escarnio público. Por otra parte, la historia también permitirá a los hijos reflexionar sobre las relaciones que mantienen con sus respectivas parejas y cómo el conflicto de sus padres, afecta a las mismas. Dos hijos, dos bandos, dos caras de la misma moneda.
Por desgracia, nos topamos con una trama tan compleja como habitual. Un reflejo de la violencia no violenta que no espanta, pero que quema por dentro. Esa violencia que parece no existir, porque no estás muerta y aun muerta, cuestionan a tu cadáver. Alauda Ruiz de Azúa, que hace dos años me destrozó el alma con ‘Cinco lobitos’, nos trae ahora un interesantísimo ejercicio de reflexión sobre cómo opera la maquinaria del miedo, el poder y la violencia sin que quede apenas constancia de ello. Como te destrozan día tras día, en tu propia casa, con tus hijos en la misma sin que nadie sea consciente de ello. No puedes decir que no, ¿serviría de algo? El miedo es demasiado poderoso y los depredadores se alimentan de ello. Se alimentan de ti hasta que únicamente quedan cenizas.
Intensa, brutal y casi irrespirable por momentos. Recuerda mucho a la película francesa ‘Custodia compartida’ de Xavier Legrand. Imperdible.
Todo lo que ocurre tras la puerta cerrada de una habitación del domicilio familiar, es lo que puede cambiarte la vida para siempre. De esto es de lo que trata ‘Querer*’, una miniserie que, en tan sólo cuatro episodios, disecciona la vida de una familia en apariencia perfecta sin nada que esconder. Al menos hasta que Miren, la buena esposa y la abnegada madre, denuncia a su marido por violaciones reiteradas durante más de 20 años. Los primeros ecos son de asombro e incredulidad, con dos hijos ya mayores que se preguntan si lo que dice su madre es verdad, o por el contrario, si su padre está siendo víctima de una calumnia sin precedentes. Los hijos intentarán encontrar la verdad en un camino pantanoso en el que la mentira parece ser la ley del talión, cualquier discurso opuesto al que siempre ha dominado, es una aberración. Pero, ¿Cómo saber lo que ocurre tras la puerta cerrada de una habitación en la que no puedes entrar? Creyendo, analizando y escuchando, sobre todo. Íñigo, el otro protagonista de la historia, no da crédito a lo que le está sucediendo. Un hombre de negocios, de éxito, que gobierna tanto el campo laboral como el familiar, no entiende que la mujer que nunca abre la boca para quejarse o que camina cabizbaja por cada estancia, considere que sus pequeños arranques violentos son motivo de preocupación y mucho menos de escarnio público. Por otra parte, la historia también permitirá a los hijos reflexionar sobre las relaciones que mantienen con sus respectivas parejas y cómo el conflicto de sus padres, afecta a las mismas. Dos hijos, dos bandos, dos caras de la misma moneda.
Por desgracia, nos topamos con una trama tan compleja como habitual. Un reflejo de la violencia no violenta que no espanta, pero que quema por dentro. Esa violencia que parece no existir, porque no estás muerta y aun muerta, cuestionan a tu cadáver. Alauda Ruiz de Azúa, que hace dos años me destrozó el alma con ‘Cinco lobitos’, nos trae ahora un interesantísimo ejercicio de reflexión sobre cómo opera la maquinaria del miedo, el poder y la violencia sin que quede apenas constancia de ello. Como te destrozan día tras día, en tu propia casa, con tus hijos en la misma sin que nadie sea consciente de ello. No puedes decir que no, ¿serviría de algo? El miedo es demasiado poderoso y los depredadores se alimentan de ello. Se alimentan de ti hasta que únicamente quedan cenizas.
Intensa, brutal y casi irrespirable por momentos. Recuerda mucho a la película francesa ‘Custodia compartida’ de Xavier Legrand. Imperdible.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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Dirección
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