Crítica de Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menendez por Sandris
Redactada:
2024-10-23
Seguramente si a alguien en este mundo le gustan los true crimes más que a mí, esta persona sea Ryan Murphy. Tras el apabullante éxito cosechado por la miniserie 'Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer', el productor estadounidense se atreve ahora con la historia de los hermanos Menendez. Lyle y Erik, dos niños ricos viviendo en la cima del mundo, apartados de la oscuridad del mundo en su mansión de Beverly Hills que comparten con sus padres, son acusados del asesinato de los mismos. ¿Por qué dos hermanos que lo tenían todo harían algo así? Es la pregunta que asaltaría a cualquiera leyendo la sinopsis de la serie. ¿Qué lleva a dos críos con la vida resuelta, a asesinar a sangre fría a Jose y Kitty Menendez, sus padres? Como sabemos, a veces en la vida no todo es blanco o negro y, visiblemente, nada es sólo bueno o sólo malo. La eterna dicotomía entre el bien y el mal aparece mezclada entre sí, de forma ambigua en esta historia, dejándonos un regusto amargo en los episodios finales.
A lo largo de los nueve episodios que conforman la miniserie, asistimos a la presentación de los hechos, el crimen, su posible explicación y el juicio. No es una historia fácil y los protagonistas son monstruos sin piedad, pero igual nos sorprendemos al descubrir quiénes son realmente los monstruos. En una trama aparentemente clara, comienza a descubrirse que en las buenas familias que viven en buenas casas y con mucho dinero, existe la misma maldad que a pie de calle. Comienzan a descubrirse los claroscuros en la investigación, donde se descubre que ambos hermanos sufrían terribles abusos sexuales por parte de ambos progenitores. A partir de aquí, se juega con una ambigüedad constante, ¿Estamos ante dos sociópatas sin escrúpulos o simplemente eran dos críos asustados y traumatizados? La serie deja al gusto del espectador dictar sentencia, pero tras seis buenísimos episodios, la trama se embrolla en una tela de araña sin fin que acaba hastiando.
Merece la pena, pero podría haber sido mejor, sobre todo gracias a las impresionantes interpretaciones de Javier Bardem, Chloë Sevigny, Cooper Koch y Nicholas Alexander Chavez.
A lo largo de los nueve episodios que conforman la miniserie, asistimos a la presentación de los hechos, el crimen, su posible explicación y el juicio. No es una historia fácil y los protagonistas son monstruos sin piedad, pero igual nos sorprendemos al descubrir quiénes son realmente los monstruos. En una trama aparentemente clara, comienza a descubrirse que en las buenas familias que viven en buenas casas y con mucho dinero, existe la misma maldad que a pie de calle. Comienzan a descubrirse los claroscuros en la investigación, donde se descubre que ambos hermanos sufrían terribles abusos sexuales por parte de ambos progenitores. A partir de aquí, se juega con una ambigüedad constante, ¿Estamos ante dos sociópatas sin escrúpulos o simplemente eran dos críos asustados y traumatizados? La serie deja al gusto del espectador dictar sentencia, pero tras seis buenísimos episodios, la trama se embrolla en una tela de araña sin fin que acaba hastiando.
Merece la pena, pero podría haber sido mejor, sobre todo gracias a las impresionantes interpretaciones de Javier Bardem, Chloë Sevigny, Cooper Koch y Nicholas Alexander Chavez.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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