Crítica de Lexx por MartaPD

Redactada: 2024-09-08
No sé ni cómo empezar a describir esta serie, Lexx es bastante su propia cosa y no se me ocurre con qué compararla para que tengáis referencias. Es una space opera puramente fantaciencia y tenemos un universo distópico dominado bajo el tinte absolutista de His Shadow. Antiguamente hubo una guerra intergaláctica y la humanidad fue salvada por los Brunnen G. Existe una profecía sobre que el último de los Brunnen G conseguirá vencer a His Shadow. ¿Y qué tiene esto de distinto, diréis? Es bastante típico, ¿no? Digamos que lo distintivo de Lexx es... bueno, todo lo demás: su tono cómico casi esperpéntico, lleno de innuendos sexuales, humor tontorrón y una sorprendente cantidad de gore porque este es un universo muy oscuro, no os creáis, a pesar de que se supone que es el universo de la luz.

Bueno, sus protas son el último de los Brunnen G, que es una especie de zombie reanimado; un empleado burocrático quejica y traidor; y una mujer que fue condenada a ser esclava sexual por no cumplir sus "deberes matrimoniales" con su marido y convertida, para ello, en una escultórica muchacha con un poderoso sex drive pero salvada a tiempo, por lo que su cerebro ha quedado intacto (aunque es medio lagarto). Ah y una cabeza de robot que está enamorada de ella. Bueno, todes consiguen escapar en una supernave llamada Lexx que puede destruir planetas enteros y consiguen pasar al universo paralelo de la oscuridad, donde se supone que hay más peligros.

La serie a veces parece hecha de cachondeo, no he sabido muy bien cómo tomármela. Esta primera temporada es más bien una miniserie de cuatro capítulos de hora y media como muy introductoria y aún así la trama es tan puramente caótica y rara que nunca sabes qué te van a meter en la siguiente escena. Eso la hace extrañamente ¿fascinante? porque además es cutre, muy cutre, con efectos espaciales que parecen moñecos que vienen de regalo en una caja de Chocapic. Con sangre, pringue, insectos, caníbales, cerebros parlantes... En fin, una cosa entera. Ni siquiera he llegado a sentirme ofendida por el hecho de que Zev sea un literal objeto sexual (hay una escena de ella en la ducha en bolas que supongo que pretende ser erótica) porque todo me ha parecido un poco ridículo. Además, aunque sea con personajes más secundarios, incluso este humor sexual se traslada a veces a hombres metiendo a maromos con pechotes turgentes al aire o a héroes de acción con trajes ridículos para lucir musculatura.

La mayor parte del tiempo he observado estos primeros capítulos un poco estupefacta. Además, no sé qué tipo de contactos tendrá su creador, pero tenemos a actores como Tim Curry, Rutger Hauer... convencidos para hacer de personajes episódicos super estrafalarios. La seguiré viendo porque, no miento, es una serie tan peculiar y única que quiero saber más.

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