Crítica de Barry por PeterLynch

Hoy, 29 de mayo, ponen fin algunas de las series estrenadas estos años atrás y con la proximidad de convocatoria de los Emmys, la última semana de mayo ha quedado como una semana de presentación de candidaturas como final de temporada, o de series en algunos casos que llamaron la atención de estos años atrás. “Barry” fue una apuesta algo arriesgada por parte de HBO y la Warner a la hora de querer mostrarse como formato comedia, pero bien podría estar en otra categoría, como el propio drama o la acción. Y la verdad que esta apuesta arriesgada por parte de Bill Hader no ha caído en saco roto, considerada como un producto bastante interesante, aunque al haber evolucionado a lo largo de estos cinco años podemos pensar que le ha sentado bien esas temporadas en las cuales hemos profundizado en esta historia rocambolesca.

“Barry” nos cuenta la historia de Barry Block/Berkman como un asesino a sueldo, y antiguo soldado militar, decide dar un vuelco a su vida dejando atrás su actividad de sicario para empezar en el teatro descubriendo las maravillosas oportunidades que le puede ofrecer, tanto socialmente como personalmente. Pero esa nueva vida empieza a cambiar cuando descubre que necesita continuar con su actividad como sicario a sueldo si no quiere morir en el intento. Y en esa dualidad de interpretar un papel y evitar morir, se ve envuelto en un asesinato y la policía consigue investigarlo para esclarecer lo ocurrido. Lo curioso es que, en ese asesinato, se encuentra una persona que se encuentra en el mismo grupo de teatro de Barry, dando lugar a múltiples situaciones estrafalarias e historias desternillantes que harían esta serie mucho más dantesca de lo que es. Y es que el humor absurdo, por parte de esta serie, no deja de sorprender.

Si alguien se merece en esta serie todos los honores, ese sería Bill Hader ya que dirige, escribe e interpreta al protagonista de esta historia de forma sobresaliente, mostrando que a veces la comedia no es solo echar risas, sino que puedas expresar dichas emociones que no sea únicamente con la sonrisa . Otros actores como Stephen Root como Fuches o Henry Winkler como Cousineau interpretarán a esa figura de la conciencia que ayudará a Barry a encontrarse a sí mismo. Uno lo hacía en su pasado y el otro lo hace en el presente, aunque por algún motivo o por otro, ambos acaban manipulándole de una u otra forma . Y Sarah Goldberg interpretando a Sally, quien conoce a Barry y acaba teniendo una relación disfuncional , o Anthony Carrigan como Noho Hank: el checheno ingénuo que engaña a Barry para jugársela pero que muestra una inocencia que le hace ser un personaje entrañable. Y esto es curiosamente lo que suele tratar la serie de una forma muy sutil, y nos muestra una masculinidad tóxica como la que nos mostraban otras series de la era dorada de la televisión, dando pie a personajes icónicos que usaban la fuerza para mostrarse como lo que son, antihéroes, pero sobre todo deconstruyéndola. Y ese propósito lo consigue llevar de una forma muy sutil.

Con sus múltiples referencias, giros inesperados, y esa crítica ácida hacia lo que es o no la masculinidad, Barry es un producto diferente dentro de lo que llamamos “dramedia” com o la unión de ambos tipos de géneros, pero que muestra una deconstrucción de la masculinidad y de todo lo que implica en ello: Poder, abusos, luchas, venganza, crímenes y “el fin justifica los medios”. Si crees que el prototipo de masculinidad tóxica debe cambiar esta es una serie que no te deja indiferente. Además de sus muchas situaciones surrealistas que nos muestra, es una serie que se hace divertida con un guion bastante bien llevado a lo largo de estas cuatro temporadas. Barry dice adiós a su historia sin hacer ruido como lo hizo Atlanta, y a veces, este tipo de comedias nos vienen bien para dar ese toque fresco a un género que cada vez muestra una mayor versatilidad.