Crítica de Adolescencia por Wotan2022
Redactada:
2025-03-26
Prodigiosas interpretaciones de los actores principales, en una miniserie que se queda muy corta en las tesis. Quizás el realizador ha preferido la ambigüedad, o quizás el formato elegido (plano-secuencia) no le deje más opciones en tan poco tiempo.
Precisamente, el plano-secuencia ofrece una intensidad narrativa muy grande pero, por contra, limita mucho la construcción de la historia, sobre todo cuando hay varios personajes y circunstancias. La estructura narrativa escogida es como una escena única por cada capítulo, con un tema y personajes que intentan explicar diversos ángulos del suceso (detención, instituto, psicóloga y familia), pero al estar limitados por el plano-secuencia, impiden aportar al espectador información complementaria que refuerce o debilite las suposiciones que se van formando.
Por contra, la fuerza expresiva de los protagonistas se ve maximizada cuando éstos son buenos actores y sus personajes están bien definidos, como es el caso.
Creo que la serie pierde fuerza argumental acerca de las influencias sobre el adolescente (padres, amigos, amigas, compañeros...) y de las redes sociales y sus implicaciones, precisamente por el corsé que supone el formato. De hecho, al final de la serie quedan muchos hilos sueltos y algunos de los personajes que han ido apareciendo quedan desconectados de la trama y carecen de sentido argumental.
En cualquier caso la serie plantea sutilmente y de forma bastante implícita, la problemática actual de las redes sociales y su interacción con los entornos educativo, social y familiar, cuando se trata de adolescentes que están saliendo de la niñez y están descubriendo la explosión de sus hormonas y las relaciones sociales implicadas. La impotencia de los padres para entender el entorno social de sus hijos y la impotencia de los educadores para poner lógica en ese marasmo. Me queda la duda de qué tipo de instituto es el que refleja la serie. Si es uno normal y actual en U. K. creo que tienen un problema tremendo con las futuras generaciones de adultos. La verdad es que parece más un centro para inadaptados sociales, casi un reformatorio, aunque externamente no lo parezca.
Esta serie, con todos los condicionantes del formato, no habría funcionado sin la magistral interpretación del chaval (Owen Cooper), el padre (Stephen Graham), la psicóloga (Erin Doherty) y el policía (Ashley Walters). En especial creo que resulta sobrecogedor el capítulo de la entrevista del chico y la psicóloga (C3), donde se muestra en toda su crudeza la ambivalencia de la educación moral y personal actual.
En resumen: Hay que verla, aunque no sea una serie redonda y deje demasiados cabos sueltos.
Precisamente, el plano-secuencia ofrece una intensidad narrativa muy grande pero, por contra, limita mucho la construcción de la historia, sobre todo cuando hay varios personajes y circunstancias. La estructura narrativa escogida es como una escena única por cada capítulo, con un tema y personajes que intentan explicar diversos ángulos del suceso (detención, instituto, psicóloga y familia), pero al estar limitados por el plano-secuencia, impiden aportar al espectador información complementaria que refuerce o debilite las suposiciones que se van formando.
Por contra, la fuerza expresiva de los protagonistas se ve maximizada cuando éstos son buenos actores y sus personajes están bien definidos, como es el caso.
Creo que la serie pierde fuerza argumental acerca de las influencias sobre el adolescente (padres, amigos, amigas, compañeros...) y de las redes sociales y sus implicaciones, precisamente por el corsé que supone el formato. De hecho, al final de la serie quedan muchos hilos sueltos y algunos de los personajes que han ido apareciendo quedan desconectados de la trama y carecen de sentido argumental.
En cualquier caso la serie plantea sutilmente y de forma bastante implícita, la problemática actual de las redes sociales y su interacción con los entornos educativo, social y familiar, cuando se trata de adolescentes que están saliendo de la niñez y están descubriendo la explosión de sus hormonas y las relaciones sociales implicadas. La impotencia de los padres para entender el entorno social de sus hijos y la impotencia de los educadores para poner lógica en ese marasmo. Me queda la duda de qué tipo de instituto es el que refleja la serie. Si es uno normal y actual en U. K. creo que tienen un problema tremendo con las futuras generaciones de adultos. La verdad es que parece más un centro para inadaptados sociales, casi un reformatorio, aunque externamente no lo parezca.
Esta serie, con todos los condicionantes del formato, no habría funcionado sin la magistral interpretación del chaval (Owen Cooper), el padre (Stephen Graham), la psicóloga (Erin Doherty) y el policía (Ashley Walters). En especial creo que resulta sobrecogedor el capítulo de la entrevista del chico y la psicóloga (C3), donde se muestra en toda su crudeza la ambivalencia de la educación moral y personal actual.
En resumen: Hay que verla, aunque no sea una serie redonda y deje demasiados cabos sueltos.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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Fotografía
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Dirección
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