Preacher

No me considero una persona religiosa, pero esta serie me ha hecho creer. No en cuestiones espirituales como la vida después de la muerte, la resurrección de la carne o la trascendencia del alma. No. Creer en que todavía queda originalidad en el mundo y, sobre todo, gente dispuesta a llevarla a la pantalla como en el caso de 'Preacher', una demencial gamberrada que funciona igual de bien como negrísima sátira existencial que como herética representación de las crisis de fe. Dudas que muchos creyentes han atravesado en algún momento de sus vidas y que, del mismo modo, también atormentan a nuestro protagonista: Jesse Custer, un predicador texano de oscuro pasado y métodos poco ortodoxos que, por designios del destino, acaba recibiendo un extraño poder que le permite someter la voluntad de todo aquel que desee. Un don a menudo reconvertido en maldición que pondrá a prueba su código ético, le enfrentará a sus propios demonios y, en última instancia, le embarcará en un incierto road trip con el objetivo de encontrar al mismísimo Dios.

La premisa parece conducirnos a una historia con bastante contenido reflexivo, pero lo cierto es que 'Preacher', aun contando con un marcado tono filosófico a sus espaldas, es, ante todo puro entretenimiento. Tras una sólida primera temporada donde se asentarán las bases de todo lo que vendrá después, la serie se desata por completo, rompe con lo establecido en las novelas gráficas en las que está inspirada y nos sumerge en una salvaje espiral de violencia, gore y blasfemia donde el cielo y el infierno, tomados tanto de forma literal como en su metafórica representación del bien y el mal, decidirán el futuro mismo de nuestra especie. Ángeles y demonios; vampiros y cowboys; nazis y brujas. Las locuras se suceden una detrás de otra a lo largo de un desfasadísimo guion que tan solo nos pide un salto de fe para, a cambio, entregarnos una más que curiosa reinterpretación de las sagradas escrituras cargada de cinismo, mucha mala leche y buenas dosis de sangre en su vertiente más sádica y divertida.

Una adaptación indudablemente libre del material original que, como tal, quizás no sea la mejor opción para los que esperasen una transcripción literal de los cómics, pero sí para aquellos que busquen una serie diferente, arriesgada y sin ningún tipo de censura creativa. Delirante combinación de western sureño, comedia negra y drama sobrenatural tan brillante en su construcción de personajes —Cassidy y Tulip son simplemente maravillosos— como, por supuesto, en su crítica mirada hacia la religión, su papel en la sociedad y la forma en que puede llegar a condicionar nuestras vidas. Fantasía pura para recibir un renovado bautismo, abrazar de nuevo la fe y volver a creer en el poder de una buena hostia (y no precisamente consagrada). Amén.

Serie basada en un comic, es entretenida, historia original, hay personajes bastante curiosos e interesantes, aunque en mi opnion la temporada final le fatal epicidad

Hay series que son prácticamente un salto de fe. Un salto de fe hacia el abismo que supone la religión, las creencias propias, la redención y el creer en algo que va más allá de tu persona. Cuando imaginamos una serie con temática religiosa siempre se nos vienen a la cabeza personajes inmaculados, perfectos y que merecen toda la gloria divina, pero este no es el caso de nuestro protagonista y ahí está la gracia. Jesse Custer, tras una vida de blasfemias, violencia, muerte y mucha mala leche, se decide a honrar a su padre aceptando ser el predicador de su iglesia. Una iglesia dejada de la mano del señor, en la profunda Texas y rodeada por una serie de arquetipos tan dispares como bizarros. Jesse se ve impotente ante la necesidad de ayuda espiritual que sus fieles necesitan y, casi como un milagro, recibe “la palabra”, recibe en su interior a Génesis. Un poder ilimitado que le proporciona la capacidad de hacer que cualquiera le obedezca, un arma de doble filo que hará reflexionar a muchos sobre los límites de la moralidad, la ética y la conciencia humana. ¿El fin justifica los medios? ¿Es Dios merecedor de todos los sacrificios hechos en su nombre? ¿Somos libres para cometer nuestros propios errores o ya venimos destrozados de fábrica? Con estas cuestiones peliagudas, puede parecer que ‘Preacher’ es un dramón sobre la fe, pero nada más alejado de la realidad porque con la aparición de Tulip y Cassidy, todo se vuelve una absoluta locura, con una historia demencial y un ritmo no apto para corazones flojos. Si en algo brilla especialmente este espectáculo de la sangre y el bizarrismo, es en su elección de personajes. Imposible describir la química, magnetismo y la conexión que comparten nuestros tres protagonistas. Ya sea para robar un banco, vencer a una reina del vudú, acabar con una logia de devotos o discutir sobre cine, ellos siempre están listos para hacerte reír sin descanso.
La trama gira en torno al ansia casi obsesiva de Jesse para redimir al pueblo y así, redimirse a sí mismo de sus transgresiones del pasado y su culpa. Pero no estamos ante una historia de buenos y malos, aquí todos son malos y lo más importante, todos pueden ser buenos si miras atentamente enfocando con los ojos del alma. No se trata de quién merece o no la redención, se trata de descubrir si existe una redención, si todo en lo que alguna vez se ha creído es cierto y qué impacto tendrá eso en sus vidas. Jesse emprenderá una búsqueda desenfrenada en busca de respuestas, aunque como suele ocurrir en este tipo de viajes espirituales, lo que encontrará es precisamente lo último que buscaba.

Brujas, vampiros, vudú, nazis, el demonio en persona, ángeles, Dios, cowboys del infierno, pecadores sin remedio… Todos serán merecedores de recibir un buen sopapo por parte de nuestro predicador, porque aquí lo de poner la otra mejilla, no vale. Y si algo nos enseñaron las 15 temporadas de ‘Sobrenatural’, es que Dios nunca ha estado de nuestra parte. No queda más que destacar a los tres titanes que hacen que ‘Preacher’ funcione de cabo a rabo; Joe Gilgun, Ruth Negga y Dominic Cooper (posiblemente la persona que mejor luzca las Ray-Ban del planeta), imposible tener más carisma.

Gracias a los buenos amigos que me han recomendado esta joya, que ha sido casi un abrazo desde el infierno, pero un abrazo lleno de risas y luz. Bendiciones de Jesse Custer para vosotros ‘(☆_☆)’.