Jóvenes rebeldes

Era una serie prometedora, y es una pena que se cancelara tras sólo 8 episodios. Rebosa originalidad y frescura. Es irónico que una serie que se supone que es un spin-off convenza más que la serie original (“Dawson Crece”). Desgraciadamente no la dejaron crecer y quedó como una obra inacabada. Como en el caso de “Tru Calling”, la razón aducida para poner fin a la serie fue la importante caída de audiencia de la primera cadena. Pero, en realidad, “Jóvenes Rebeldes” fue prohibida por grupos de presión religiosos estadounidenses, alegando que no respetaba los valores "morales" (cristianos) que se enseñan a los jóvenes. También existía el temor de que transmita un mensaje equivocado a los niños más pequeños que la vean. Sin embargo, en cuanto a contenido, contiene los mismos temas que “Dawson Crece”. Un pueblo pequeño, una historia de amor imposible, un triángulo amoroso, jóvenes que se buscan, niños ricos que trastornan la vida de un grupo de amigos: todas son más o menos las mismas historias . También son similares en cuanto a formato y narración, salvo que esta serie es un poco más adulta que las primeras temporadas de Dawson en el sentido de que los personajes son un poco menos idiotas, con reacciones y frases más realistas para quinceañeros. Durante los 2 meses que duran los ocho episodios, los 6 compañeros de esta banda de amigos realmente eclipsan a Dawson y compañía en el guión (bueno, no totalmente). Lo que quería decir es que, a diferencia de la serie madre, “Jóvenes Rebeldes” se cuida de evitar que los padres sean meros aficionados a los bares, listos para intervenir cuando la situación lo requiere. Estos jóvenes tienen que resolver sus propios problemas. Aparte de este sutil matiz, lo que también destaca es la interpretación de Kate Bosworth como Bella Banks, una joven de 17 años notablemente segura de sí misma. Aunque personalmente prefiero la interpretación de Katherine Moennig, que creo que se come al resto de los personajes.