El Resort

La serie tiene un comienzo bastante bueno, con una historia de aventuras al estilo Indiana Jones. Los primeros episodios son emocionantes e intrigantes, con una trama cautivadora. La historia de unos turistas americanos que encuentran una pista sobre la desaparición de dos jóvenes adolescentes americanos 15 años después de los hechos. “The Resort” es una serie del guionista de Palm Springs Andy Siara y producida por Sam Esmail. Los cuatro primeros capítulos donde el ritmo es trepidante, la pareja va de descubrimiento en descubrimiento. Pero a mitad de temporada, la serie pierde interés cuando se adentra en los terrenos de la fantasía y los bucles temporales (que recuerdan a la serie de culto “Perdidos”), haciendo que la trama sea cada vez más complicada y enrevesada.
El drama sobre las dificultades de Emma y Noah como pareja desgasta un poco la serie, cuando debería concentrarse en la investigación y la misteriosa desaparición de los dos adolescentes. Me gustaron los numerosos flashbacks con Violet y Sam, hay un elemento de inocencia, dulzura y bondad que emana de estos dos personajes, lo que hace que sus aventuras sean interesantes de seguir. Con la producción de Sam Esmail, tenemos nuestra ración de personajes lunáticos y trastornados: el increíble Alex, loco como una cabra, filosófico y perturbado a más no poder, interpretado con talento por Ben Sinclair. Luego está el simpático aprendiz de detective mexicano Baltasar Frías, un personaje obsesivo y lleno de caprichos, interpretado por el excelente Luis Gerardo Méndez. También hay tres personajes secundarios: la ex novia de Sam, interpretada por la sublime Debby Ryan; el presumido escritor Illan Iberra, interpretado por el carismático todoterreno hispano, el enorme Luis Guzmán; y el muy bueno Nick Offerman como padre de Violet.
Como he comentado el espectador tiene la sensación de que la serie tiene potencial, pero que termina perdiéndose en el bosque. Una serie simpática, pero de la que no hay que tener demasiadas expectativas o te decepcionará. El final, especialmente vacío y mediocre, tampoco ayuda.