Roma

Quizás ahora nos resulte ya demasiado lejano, pero hubo un tiempo en que la ficción histórica, especialmente aquella basada en la Antigua Roma, se aferraba al cartón piedra, a los ropajes impolutos y a una visión idealizada de la época que, aun habiéndonos dejado obras maestras tanto del cine como de la televisión, poco o nada tenía que ver con la enorme crudeza de una realidad tan impredecible como fascinante. Tiempos oscuros a los que 'Roma', optando por un retrato mucho menos romantizado, nos acercaba a través de los ojos de Tito Pullo y Lucio Voreno, dos legionarios que apenas tenían relevancia en los escritos de Julio César y que aquí, sin embargo, serán quienes nos guíen en ese violento proceso que fue testigo de cómo la agonizante República daba paso, entre intrigas y conspiraciones políticas, al glorioso Imperio Romano. Todo un torrente de sexo, sangre y traiciones donde el poder era un arma de doble filo y la vida en las calles, pese a la supuesta y orgullosamente autoproclamada grandeza de Roma, un triste espectáculo de pobreza, muerte y codicia.

Ese punto de vista, aun con sus evidentes licencias creativas, permite que la serie no se adentre solo en la parte histórica de tan convulsa transición sociopolítica, sino también, y lo que es más importante, en las dinámicas humanas que la hicieron posible. En todo aquello que, en definitiva, definía a sus protagonistas como personas antes que como figuras históricas. Personajes como Marco Antonio, Cleopatra o el propio Julio César, entre otros, trascienden sus ya mitificados nombres para revelarse como seres complejos, devorados por sus muchas ambiciones y que subsistían, a su vez, en una Roma igualmente corrupta y asolada por las más bajas pasiones. Un escenario de contrastes donde la majestuosidad de sus colosales decorados, levantados al abrigo de los míticos Cinecittà Studios, convivía con la descarnada visceralidad de esta apasionante fusión de drama épico y tragedia shakesperiana que, pese a su prematura —e injusta— cancelación, logró sentar un antes y un después dentro del género. El antes de una serie para el recuerdo y, sobre todo, el después de una Roma que jamás volveríamos a ver del mismo modo.

Una serie ambientada en la vieja Roma, más concretamente en los tiempos de la República Romana, creo que hay muchas cosas interesantes, que quizás desconocemos sobre esos tiempos y que están bien representadas aquí, aunque he de decir que había momentos en los que no sabía si estaba viendo esto o Sodoma y Gomorra, pero supongo que es la forma de atraer a cierto público.

La calidad de imagen, sonido y doblaje castellano es muy buena.

Recomendadilla si os interesa esta época histórica.

Al narrar las aventuras de personajes ficticios e históricos, con una reconstrucción meticulosa y una auténtica calidad de guión, la efímera "Roma" conquistó a un amplio público. La primera temporada es realmente excelente, y su narrativa de ritmo rápido evita algunas de las interminables parrafadas que más tarde se convertirían en norma. Los personajes se desarrollan de forma realista y cambian de estatus en pocos episodios. La segunda temporada es igual de interesante y mantiene el mismo ritmo, aunque se vuelve más sangrienta pero conserva la calidad de la escritura. En cuanto a la dirección, es limpia y sin adornos, y los actores son todos excelentes (la mayoría británicos). Por otra parte, los temas son muy interesantes y las tramas son todas fascinantes. De hecho, se crearon 4.000 trajes hechos a mano y se construyeron suntuosos decorados en los estudios Cinecitta. Por no hablar de los miles de extras, objetos, adornos, armas, armaduras, etc. Aunque a veces la serie multiplique artificialmente las escenas de sexo (punto débil de HBO), te atrapa la narración, los tormentos de los personajes, la intriga política y la fuerza de ciertas escenas. Una obra maestra raramente igualada en televisión.