Encerrado con el diablo

Esta historia de un traficante, al que la justicia estadounidense convence, a cambio de una reducción de condena, de infiltrarse en una prisión de alta seguridad para hacerse amigo de un asesino en serie y obtener pruebas formales de su culpabilidad, con el fin de garantizar su encarcelamiento definitivo, puede quedar como uno de los mejores thrillers de este año. Dado el nivel de éxito de esta miniserie (6 episodios durante los cuales la tensión casi nunca decae, pero que también proporciona grandes momentos de vértigo existencial), podemos racionalizar diciendo que, obviamente, con Dennis Lehane al timón, no había decepción posible... ¡Sí, Lehane, el escritor que nos regaló los guiones de Gone Baby Gone (Ben Affleck), Mystic River (Clint Eastwood) o Shutter Island (Martin Scorsese)! El material original que Lehane utilizó para construir Encerrado con el Diablo es la autobiografía de James Keene (With the Devil, coescrita con Hillel Levin), ya que todo lo que aquí vemos, al menos en esbozo, es cierto: esta miniserie nos ofrecerá un acercamiento tanto a la intimidad como al funcionamiento mental de un violador y asesino en serie. Es comprensible que la razón de Keene casi se desmorone ante las confesiones y manipulaciones de Larry Hall, hasta el punto de que nosotros mismos, frente a nuestra pantalla, sentimos visceralmente el horror, pero también el miedo atroz que desprende el alma negra de Hall. Taron Egerton está deslumbrante en un complejo papel de traficante de drogas que adquirirá -a su pesar- una cuota de humanidad al acercarse al abismo. Pero es sobre todo el increíble Paul Walter Hauser quien nos asombra: interpretando a un memorable asesino en serie, profundamente humano, pero también terrorífico, una interpretación que nos atrevemos a decir que iguala a la de Anthony Hopkins como Hannibal Lecter. Para complementar la claustrofóbica historia del enfrentamiento entre estos dos presos con la investigación sobre el terreno de dos obstinados policías (Sepideh Moafi y Greg Kinnear están excelentes), al detallar la fortísima relación entre Jim y su padre (el difunto Ray Liotta, cuyo último papel será este), Lehane enriquece Encerrado con el diablo sin alejarse nunca del corazón de su tema, y conduce su miniserie a una conclusión, ciertamente obvia, pero que abre inteligentemente nuevas vías de reflexión sobre la familia y su papel en el destino de cada uno.

No entiendo como una serie tan buena ha pasado tan desapercibida el pasado año. Puede que entre tanta marabunta de estrenos sin cesar a los que estamos sometidos, siempre acabemos pasando por alto las cosas que realmente merecen la pena y, en este caso, Apple tv se ha llevado el gordo. 'Black bird' o 'Encerrado con el diablo' (título un poco poético de más pero que le viene que ni pintado), nos cuenta la historia de un asesino en serie que utiliza su aspecto para inspirar fragilidad y empatía en los demás. Larry Hall es acusado de asesinar a varias mujeres y niñas de las que no tienen los cadáveres, así que el FBI y el fiscal del caso deciden infiltrar a un preso común para que se gane la confianza del monstruo y poder encarcelarlo de por vida. Jimmy Keene no es precisamente el ciudadano modelo, así que cuando se le presenta la oportunidad de conmutar su pena al completo si le arranca la confesión a Larry, este se presta voluntario sin tener plena consciencia del berenjenal en el que se iba a meter.

No es una serie carcelaria más, ni un true crime más. Cuenta con unos apoteósicos Taron Egerton y sobre todo, un Paul Walter Hauser irreconocible que te hiela la sangre. Desde el Ed Kemper de 'Mindhunter', no había visto una representación de un psicópata más acertada. Así que ya sabéis, si Pedris / PeterLynch recomienda una serie, serie que es un must watch.

Black Bird, o Encerrado con el Diablo, es una miniserie dramática basada en hechos reales, en la que la fiscalía le propone a un condenado a 10 años de cárcel sacarle información a un posible asesino en serie a cambio de su libertad.

La serie, desde mi punto de vista, cumple un imprescindible en este tipo de series, el sospechoso debe dar grima (personalmente, este es el principal error que comete la reciente Dahmer de Netflix). Una persona cuya mente es capaz de inventar esas historias (o no inventar, ahí está el reto de nuestro protagonista), es una persona necesariamente retorcida, y romantizar eso, me parece un enfoque catastrófico.

Black Bird nos cuenta esta historia sin prisa pero sin pausa, con pulso firme y unas interpretaciones magistrales del dúo protagonista, Taron Egerton amplía registros y crece como actor en esta serie, a Paul Walter Hauser (Larry Hall en la serie) no lo conocía, pero no lo voy a olvidar. Además, por desgracia esta serie también sirve como despedida del recientemente fallecido Ray Liotta, descanse en paz.

Una serie recomendable para quien le interesen estas historias de asesinos en serie.