Crítica de Yucatán por Migatoyyo

Una regla no escrita de los timadores es que la víctima debe caer en el engaño a causa de sus defectos, su codicia, su ambición, sus ganas de aprovecharse de otro más débil. Así nos lo enseñaron viejas películas de timadores, algunas incluso patrias, como "Los ladrones somos gente honrada" o "Los tramposos" con el gran Tony Leblanc. Elegir a una buena persona como víctima, no es un buen plan, al menos para los timadores que se mueven en la ficción, pues van a encontrar una dificil empatía en el espectador, lo que inevitablemente nos alejará del filme. Ese es el prmer gran error de Yucatán, pero no el último.
Las películas de timadores deben moverse con la más absoluta precisión para manejar las expectativas de un espectador que ya está en sobreaviso. Un maravilloso ejemplo es Nueve Reinas, en la que se nos lleva por donde quieren, con sorpresas constantes que además están tan bien hilvanadas que no nos hacen sentirnos estúpidos. Yucatán, es predecible cuando no debiera serlo y poco original donde esperariamos de ella algún giro que vaya más allá del sentimentalismo.
Tampoco triunfa en el campo de la comedia, seguramente lastrada por el primer punto que comenté: los protagonistas no se hacen acreedores de nuestra simpatía y eso hace que no nos riamos alegremente con sus "maldades".
Cuando sumamos todo eso, nos encontramos con una película fallida a la que solo le podemos agradecer que no resulta aburrida, pero que no engancha ni deja satisfecho a un espectador medianamente exigente.