Crítica de Viernes 13, parte III por Obscuritas
Redactada: 2024-10-16
Empiezo a pensar que el hecho de que la anterior se llame “segunda parte” y esta sea “parte tres” es porque en cierto modo son una única película dividida en distintas partes. Ya sé que la primera la dirigió Sean S. Cunningham y las dos siguientes, la anterior y esta, Steve Miner, pero igual que la segunda repetía el final de la primera y nos hacía un resumen demasiado largo, aquí nos toca tragarnos de nuevo toda la escena final de la segunda película, casi como un “en capítulos anteriores” o, como digo, como si hubieran tenido que dividir la película y retomen la trama un poco antes para que no nos perdamos. Como si el argumento fuera de lo más enrevesado y fuera fácil perderse.
El caso es que, tras ese recordatorio de nuevo demasiado largo, primero porque en su día sólo pasó un año entre película y película y segundo porque ahora que cualquiera puede verlas a su propio ritmo resulta cargante, nos ponen un poco en situación y hasta el minuto 20, aproximadamente, no aparece el nuevo grupito de jóvenes que ya sabemos cómo van a terminar, si no todos seguro que la mayoría. Unos personajes de los que nos dan igual los nombres o cualquier otro dato, son los típicos que sólo están pensando en hacer una gran fiesta, fumar porros y tener mucho sexo el fin de semana. Vamos, carne de cañón en cualquier slasher, y encima regresando a Crystal Lake, porque todas las matanzas anteriores no parecen asustar a nadie.
Lo peor de que estén ahí tan tranquilos es que no sólo saben lo que ha ocurrido en esa casa, o eso entiendo yo, sino que hay un personaje en concreto que parece haberlo vivido de primera mano, como si nos dieran a entender que ha estado presente en alguna de las dos entregas anteriores. Sea quien sea, su único cometido en toda la película es, cada vez que abre la boca, decir cosas como que aún lo ve todo, que lo tiene todo en la cabeza, que es todo muy difícil… Y quién te manda estar ahí, porque para no decir otra cosa, vaya finde de sexo, drogas y rock & roll contigo, pedazo de muermo.
Pero no son los únicos personajes, también tenemos a la minúscula banda de moteros de un total de tres personas, que parece que van a ser de lo más relevante o van a dar algún tipo de juego y… Spoiler, tampoco. En este caso, su único cometido es llevar siempre cara de estar oliendo algo en descomposición para parecer los más chungos del lugar.
Respecto a las interpretaciones, pues lo de siempre, nada que destacar, y de hacerlo sería para mal. Nadie sabe gritar, ni reaccionar cuando los están matando, y las muertes son tan lamentables como de costumbre, alguno parece clavarse a sí mismo el arma de turno. Y ya si nos ponemos a hablar de los efectos… ojo, nunca mejor dicho, porque ese ojo saltando al que prácticamente se le ve el muelle me ha dolido más a mí que a la víctima, estoy segura.
Y luego ese final, que no sé si es un homenaje o directamente una copia, porque desde que la he visto subir a la barca he tenido claro que se iba a repetir el final de la primera, pero tiene aún menos sentido, sobre todo por lo que vimos en la segunda y de nuevo al comienzo de esta tercera.
Lo único bueno que puedo destacar de esta película es que POR FIN vemos la máscara de hockey. No me entra en la cabeza cómo un personaje puede ser tan icónico, con un aspecto tan conocido a día de hoy, cuando en la tercera película de la saga aún no tenía esa apariencia, es algo que me sorprende mucho, lo lógico sería pensar que eso se establece en la primera o como mucho la segunda película. Pero bueno, parece que ya va tomando forma, ya era hora.
El caso es que, tras ese recordatorio de nuevo demasiado largo, primero porque en su día sólo pasó un año entre película y película y segundo porque ahora que cualquiera puede verlas a su propio ritmo resulta cargante, nos ponen un poco en situación y hasta el minuto 20, aproximadamente, no aparece el nuevo grupito de jóvenes que ya sabemos cómo van a terminar, si no todos seguro que la mayoría. Unos personajes de los que nos dan igual los nombres o cualquier otro dato, son los típicos que sólo están pensando en hacer una gran fiesta, fumar porros y tener mucho sexo el fin de semana. Vamos, carne de cañón en cualquier slasher, y encima regresando a Crystal Lake, porque todas las matanzas anteriores no parecen asustar a nadie.
Lo peor de que estén ahí tan tranquilos es que no sólo saben lo que ha ocurrido en esa casa, o eso entiendo yo, sino que hay un personaje en concreto que parece haberlo vivido de primera mano, como si nos dieran a entender que ha estado presente en alguna de las dos entregas anteriores. Sea quien sea, su único cometido en toda la película es, cada vez que abre la boca, decir cosas como que aún lo ve todo, que lo tiene todo en la cabeza, que es todo muy difícil… Y quién te manda estar ahí, porque para no decir otra cosa, vaya finde de sexo, drogas y rock & roll contigo, pedazo de muermo.
Pero no son los únicos personajes, también tenemos a la minúscula banda de moteros de un total de tres personas, que parece que van a ser de lo más relevante o van a dar algún tipo de juego y… Spoiler, tampoco. En este caso, su único cometido es llevar siempre cara de estar oliendo algo en descomposición para parecer los más chungos del lugar.
Respecto a las interpretaciones, pues lo de siempre, nada que destacar, y de hacerlo sería para mal. Nadie sabe gritar, ni reaccionar cuando los están matando, y las muertes son tan lamentables como de costumbre, alguno parece clavarse a sí mismo el arma de turno. Y ya si nos ponemos a hablar de los efectos… ojo, nunca mejor dicho, porque ese ojo saltando al que prácticamente se le ve el muelle me ha dolido más a mí que a la víctima, estoy segura.
Y luego ese final, que no sé si es un homenaje o directamente una copia, porque desde que la he visto subir a la barca he tenido claro que se iba a repetir el final de la primera, pero tiene aún menos sentido, sobre todo por lo que vimos en la segunda y de nuevo al comienzo de esta tercera.
Lo único bueno que puedo destacar de esta película es que POR FIN vemos la máscara de hockey. No me entra en la cabeza cómo un personaje puede ser tan icónico, con un aspecto tan conocido a día de hoy, cuando en la tercera película de la saga aún no tenía esa apariencia, es algo que me sorprende mucho, lo lógico sería pensar que eso se establece en la primera o como mucho la segunda película. Pero bueno, parece que ya va tomando forma, ya era hora.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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Sentimiento
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Duracion
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Credibilidad
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Fotografía
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Dirección
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