Redactada: 2017-06-01
Peter Weir es un maravilloso tramposo capaz de llevarnos exactamente al lugar deseado en el momento justo. En todas sus películas hay al menos un momento sublime y ésta no iba a ser menos. No solo es una película muy entretenida sino que cuenta con una escena que debe aparecer en cualquier antología del cine: Sam Cooke suena en la radio del coche, Harrison Ford tararea "Wonderful World" y baila con una Kelly McGuillis que hubiera multiplicado por 100 el significado de la palabra pecar. Una maravilla.
Guion
Banda sonora
Interpretación
Efectos
Ritmo
Entretenimiento
Complejidad
Sentimiento
Duracion
Credibilidad
Fotografía
Dirección

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