Crítica de Un condenado a muerte se ha escapado por MrPenguin

Clásico drama carcelario francés que, al igual que 'La evasión' (1960, Francia), consigue, con tan solo unos pocos personajes y unos escuetos escenarios, transmitir una casi constante y angustiosa sensación de tensión e incertidumbre. Esto es especialmente llamativo si tenemos en cuenta que el título, 'Un condenado a muerte se ha escapado', ya nos anticipa cuál será el destino de nuestro protagonista, pero aun así resulta complicado no verse involucrado en sus temores, en sus preocupaciones y, sobre todo, en el minucioso plan que irá elaborando para culminar su objetivo de escapar de prisión. El estilo de Robert Bresson, a menudo tildado de austero y minimalista, alcanza aquí una nueva dimensión y se traduce en una película que renuncia a cualquier adorno innecesario, de espartana puesta en escena, narración pasmosa y acompañada por una voz en off —la del protagonista— que acabará imponiéndose sobre unos breves y escasos diálogos.

Una serie de características que casi nadie relacionaría con una historia apasionante y que, sin embargo, tiene todo lo necesario para mantenerte pegado a la pantalla pese a su extrema sencillez y sus modestos recursos. El genial manejo de los sonidos —y de los silencios— ayuda mucho a generar esa atmósfera tan atractiva; una donde el peligro se respira en cada rincón y que logrará que nos metamos en la piel del protagonista y que incluso lleguemos a sentir toda su ansiedad. El director juega así con nosotros, haciéndonos vivir el miedo, la claustrofobia, la tensión, la desesperación cuando todo parece perdido y, sobre todo, la añoranza de esa ansiada y, en muchas ocasiones, infravalorada libertad. Una película única en su especie que evidentemente no gustará a todo el mundo, pero que tiene ganado a pulso su condición de film de culto por méritos propios.