Crítica de The Lovely Bones por Sandris

«Dentro de la bola de nieve del escritorio de mi padre había un pingüino con una bufanda a rayas rojas y blancas. Cuando yo era pequeña, mi padre me sentaba en sus rodillas y cogía la bola de nieve. La ponía al revés, dejaba que la nieve se amontonara en la parte superior y le daba rápidamente la vuelta. Los dos contemplábamos cómo caía la nieve poco a poco alrededor del pingüino. El pingüino estaba sólo allí dentro, pensaba yo, y eso me preocupaba. Cuando se lo comenté a mi padre, dijo: «No te preocupes, Susie; tiene una vida agradable. Está atrapado en un mundo perfecto».»

Libre adaptación del libro ‘Desde mi cielo’ de Alice Sebold (el cual se basa en la propia experiencia personal de la autora, ya que fue brutalmente v*olada una noche en su campus universitario), Peter Jackson recoge una historia tremebunda pero tan antigua como el tiempo. Una historia en la que la pequeña Susie Salmon de catorce años nos narra su asesinato desde una especie de limbo en el que parece haberse quedado atrapada. Ya desde el inicio sabemos quién es el asesino de Susie; cómo su vecino, el siempre amable señor Harvey, construye una madriguera subterránea hacia la que la atrae y la asesina. A partir de este momento, asistiremos a la incansable lucha de unos padres y unos hermanos por darle sentido a sus vidas, la lucha por entender que existe vida tras la más funesta de las catástrofes… ¿Por qué no se para el mundo si tu hija, tu hermana o tu mejor amiga desaparecen de esa forma? ¿Por qué la vida continúa si ya nada tiene sentido? Tanto el libro como la película, adquieren un tono onírico, casi infantil por momentos, en el que observamos los acontecimientos desde la perspectiva de la niña Susie, que contrasta con la violencia cometida desde la perspectiva de sus padres y de su asesino.

Un filme que te rompe el alma en pedazos, pero que a mí me sirvió para conocer a Saoirse Ronan que regala aquí una interpretación tan brillante que la convirtió en mi actriz predilecta. Apoteósico también Stanley Tucci en un papel que lo traumatizó lo suficiente como para alejarse del cine unos cuantos años. Se trata de una obra dura sí, pero nada lejos de la realidad y nada lejos a la hora de demostrar cuán cerca estamos de los monstruos que nos rodean. Esos que esperan pacientemente para engullirte hasta que de ti sólo quedan esos queridos huesos que representan lo que un día fuiste y ya no. Unos queridos huesos que se convierten en las raíces de una familia anclada a una pérdida, anclada a un recuerdo para poder sobrevivir.