Crítica de Tarde de perros por Nomak

Dirigida por el gran Sidney Lumet ("12 hombres sin piedad", "Serpico" o "Cae la noche sobre Manhattan", entre otras), y aunque parezca mentira, basada en una historia real, al principio de la película puedes llegar a pensar que se trata de la típica película de atracos que siempre acaba igual pero luego da un vuelco interesante y gana en mensaje y profundidad.

Entiendo que al tratarse de una película de 1975 fue pionera en muchos aspectos, aunque a veces peca un poco de complaciente con el tema relacionado con la diversidad y la igualdad, pero no hay que olvidar que en esos tiempos este era un tema mucho más complejo que hoy en día y sin duda creo que ha servido como inspiración para muchos otros films.

El guion es muy bueno y los diálogos esconden más significado de lo que parece, profundizando mucho en la personalidad de los personajes y sus problemáticas.
Por momentos me ha recordado un poco a "La estanquera de Vallecas (1987)", salvando las distancias claro está, pero la relación que acaban teniendo con los rehenes se puede llegar a asemejar...

Respecto a las interpretaciones está claro que el protagonista indiscutible de la cinta es un inmenso Al Pacino, que soporta él solo todo el peso de la trama, el resto del reparto se dedica a acompañarlo durante toda la historia pero sin robarle protagonismo alguno. John Cazale está en un muy segundo plano pero se agradece volver a ver juntos en pantalla a estos dos monstruos de la interpretación después de la primera y la segunda parte de "El Padrino (1972 y 1974)".

Grata sorpresa también encontrar a Charles Durning de sargento de la policía local que negocia con los atracadores, rememorando ese otro gran personaje que interpreta en "El Golpe (1973)" de Paul Newman y Robert Redford, me parece que lo de interpretar policías la va como anillo al dedo, y no solo a mí, ya que vuelve a repetir cómo agente de aduanas en el "El precio del poder (1983)" de Brian de Palma.

En resumen, una curiosa historia que no me esperaba que fuese a ir por estos derroteros, y me ha sorprendido para bien.