Crítica de Street dance (Step Up 2) por Obscuritas

En esta secuela conectada directamente con la primera nos cuentan acerca de algo que se llama Las Calles, una competición de street dance que es lo que da título a la película. Así que volvemos al barrio, en este caso con Andie, que está de acogida en casa de la mejor amiga de su madre y que está muy cabreada con la vida, así que Tyler, el protagonista de la primera, intenta que estudie en la Escuela de Artes donde todo empezó.

En esencia es la misma historia que en la primera película, pero intercambiando el género de los protagonistas. En este caso ella es la de barrio, la que tiene que compaginar las clases en la escuela de pijos con su grupo de amigos, y él, Chase, es nada menos que el hermano del director de la escuela, aunque es la oveja negra y tiene pocas ganas de bailar ballet. Y en lugar de preparar la representación de final de curso, todos tienen en el punto de mira Las Calles, creando un grupo de lo más variopinto, una familia de inadaptados, para participar en una competición tan misteriosa y de paso ocasionando una guerra de bandas.

En este caso, aunque tiene su parte de romance y Andie y Chase son los protagonistas evidentes, es bastante más coral, el resto del grupo no son simples bailarines de fondo o acompañantes, son personajes con nombre y mucho protagonismo y hay más partes de baile en distintos escenarios. Además la música es mucho más movida y los bailes mucho más entretenidos y espectaculares que en la primera, y no sólo bailan los protagonistas, sino también más grupos. Pero sobre todo tiene a Moose, uno de los personajes más carismáticos y divertidos de toda la saga, si no el que más. Y también a Harry Shum Jr. antes de hacerse famoso con Glee y la serie de Cazadores de sombras.

Pensándolo bien, me gusta algo más que la primera, es más entretenida, da más ganas de bailar y los personajes tienen más chispa, pero en general hace buen tándem con la de Channing Tatum, que se deja caer brevemente por aquí, son las originales, las de la MSA, a partir de la tercera ya es otra cosa, aunque no por ello peor.