Crítica de Solo en casa por Obscuritas

Otra película mítica de Navidad, como Jungla de cristal, de esas que pasan a la historia y de las que todo el mundo ha oído hablar, las haya visto o no. Y de las que se acostumbra a ver año tras año por esas fechas, no falla. También es uno de los grandes ejemplos de la batalla entre España y Latinoamérica por las traducciones de títulos principalmente. ¿"Mi pobre angelito"? ¿En serio?

Creo que todos conocemos ya la historia de Kevin McCallister, que se queda solo en casa, como indica el título de la película, y se las tiene que ver con dos ladrones. Pero no se quedará de brazos cruzados, sino que preparará toda serie de trampas y artimañas para deshacerse de ellos y proteger su casa hasta que regrese su familia.

La mejor parte empieza precisamente cuando los ladrones por fin intentan entrar en la casa a robar, ya que antes han estado preparando el terreno, pero toda la parte anterior es ligera y no llega a hacerse lenta. Además tiene ese punto emotivo en algunas escenas como buena película de Navidad, con esa conversación con el hombre vestido de Papá Noel cuando le dice que no quiere regalos, que quiere que le devuelvan a su familia o esa otra conversación tan sincera y profunda, y sorprendentemente madura, con el hombre de la pala, cuando le dice que le daba mucho miedo el sótano hasta que encendió la luz y descubrió que no era para tanto, y que no sabrá si su hijo quiere hablar con él hasta que lo intente, y que si no quiere, al menos se quitará la duda. Y, por supuesto, el grito de la madre en el avión es mítico.

Es entretenida, para disfrutar en familia y con puntos bastante divertidos, además de tener a un Macaulay Culkin simpatiquísimo y adorable como casi único protagonista (y a su hermano Kieran como secundario), aunque no podemos olvidar a Joe Pesci, claro. Una película muy navideña, con mucha nieve, para ver en el sofá con una manta y una tableta de turrón, y que deja el corazón blandito con el final. Y dirigida por el que ya es conocido como el rey de la Navidad, Chris Columbus, experto en películas familiares y que también nos regaló el encanto de las dos primeras películas de Harry Potter, sobre todo la primera, también con ese toque navideño presente.