Redactada: 2024-10-06
Solaris es la adaptación de un clásico de ciencia ficción escrito por Stanislaw Lem llevado a la gran pantalla por el simbólico y existencial Tarkovsky, una historia que ya sabemos que no va a ser precisamente accesible si conocemos las filias de Tarkovsky hacia lo pausado y filosófico. El libro también es así, ojo, de hecho me parece que el tono es el adecuado y que triunfa en su capacidad para usar la scifi como vehículo para explorar las angustias vitales humanas. Es una película de casi 3 horazas, se toma su tiempo, quizás demasiado porque hay escenas que se podrían haber cortado a la mitad y que no aportan demasiado en su exasperante longitud.
Kris Kelvin es un psicólogo al que envían a la estación de Solaris, un planeta totalmente cubierto por agua que la humanidad lleva décadas estudiando sin demasiado éxito. En la estación parecen ocurrir sucesos extraños y necesitan que la investigación avance si no quieren que el programa científico de Solaris se clausure por falta de resultados. Cuando Kelvin llega a ella, el estado de la estación y las primeras interacciones con los otros inquilinos ya hacen presagiar que algo va mal o que ocurre algo que no comprendemos del todo. A lo largo del filme veremos cómo el misterioso océano de Solaris es capaz de dar vida a "visitantes" surgidos del subconsciente de los científicos, en el caso de Kelvin a su mujer, que está muerta. El propio océano parece ser un ser con vida y algún tipo de cerebro o capacidad racional y establecer comunicación con él está siendo todo un reto incomprensible. Esto lleva a que la atmósfera de la peli sea densa y pesada, muuuuuy lenta, incluso soporífera, con largas escenas de diálogos reflexivos o en simple silencio que parecen no acabar nunca. De hecho, la falta de música, ese silencio opresivo, es de lo más llamativo, contribuyendo a crear un estilo inquietante que por momentos parece llevarnos más al terror psicológico o al suspense que a la ciencia ficción.
Lo que pasa en Solaris es difícil de dirimir, sobre todo con ese final que genera más preguntas que respuestas. Desde mi lógica lo que ocurre es que, aunque el Doctor Snaut le dice a Kelvin que es hora de que regrese a la Tierra y él lo confirma, finalmente ha decidido quedarse o regresar a Solaris, una vez han entendido que el planeta está haciendo emerger islas como intentando mimetizar los recuerdos terrestres de Kelvin. Y allí es donde encuentra a su padre y a su perro o la versión de su padre y de su perro construida por Solaris y, por ende, por su propia memoria. Una versión siempre fallida (de ahí que llueva en el interior de la casa), pero el mensaje de la película incide profundamente en cómo a menudo las personas prefieren quedarse en sus recuerdos (que como sabemos no pueden ajustarse 100% a la realidad, sino que se deforman) en lugar de enfrentarse a sus propios demonios. Otras cosas se me escapan más pero, a fin de cuentas, es inevitable que una película tan onírica y con un estilo cinematográfico tan personal como el de Tarkovsky no lleve a la proliferación de múltiples y enrevesadas interpretaciones.
Creo que, de entre sus obras de scifi, Stalker es mucho mejor, pero Solaris tiene éxito como adaptación del libro, al menos si te gusta este tipo de ciencia ficción más filosófica y reflexiva donde todo parece estar envuelto en infinitos significados. Eso sí, es una película que va a demandar mucho de la paciencia del espectador, porque se pasa de lenta y puede que el resultado final no termine de ser del todo satisfactorio. Un largometraje nada fácil de seguir y tampoco de interpretar con ese poso un poco demasiado intelectualoide que a veces llega a rozar lo pedante. Todo depende de gustos.
Kris Kelvin es un psicólogo al que envían a la estación de Solaris, un planeta totalmente cubierto por agua que la humanidad lleva décadas estudiando sin demasiado éxito. En la estación parecen ocurrir sucesos extraños y necesitan que la investigación avance si no quieren que el programa científico de Solaris se clausure por falta de resultados. Cuando Kelvin llega a ella, el estado de la estación y las primeras interacciones con los otros inquilinos ya hacen presagiar que algo va mal o que ocurre algo que no comprendemos del todo. A lo largo del filme veremos cómo el misterioso océano de Solaris es capaz de dar vida a "visitantes" surgidos del subconsciente de los científicos, en el caso de Kelvin a su mujer, que está muerta. El propio océano parece ser un ser con vida y algún tipo de cerebro o capacidad racional y establecer comunicación con él está siendo todo un reto incomprensible. Esto lleva a que la atmósfera de la peli sea densa y pesada, muuuuuy lenta, incluso soporífera, con largas escenas de diálogos reflexivos o en simple silencio que parecen no acabar nunca. De hecho, la falta de música, ese silencio opresivo, es de lo más llamativo, contribuyendo a crear un estilo inquietante que por momentos parece llevarnos más al terror psicológico o al suspense que a la ciencia ficción.
Lo que pasa en Solaris es difícil de dirimir, sobre todo con ese final que genera más preguntas que respuestas. Desde mi lógica lo que ocurre es que, aunque el Doctor Snaut le dice a Kelvin que es hora de que regrese a la Tierra y él lo confirma, finalmente ha decidido quedarse o regresar a Solaris, una vez han entendido que el planeta está haciendo emerger islas como intentando mimetizar los recuerdos terrestres de Kelvin. Y allí es donde encuentra a su padre y a su perro o la versión de su padre y de su perro construida por Solaris y, por ende, por su propia memoria. Una versión siempre fallida (de ahí que llueva en el interior de la casa), pero el mensaje de la película incide profundamente en cómo a menudo las personas prefieren quedarse en sus recuerdos (que como sabemos no pueden ajustarse 100% a la realidad, sino que se deforman) en lugar de enfrentarse a sus propios demonios. Otras cosas se me escapan más pero, a fin de cuentas, es inevitable que una película tan onírica y con un estilo cinematográfico tan personal como el de Tarkovsky no lleve a la proliferación de múltiples y enrevesadas interpretaciones.
Creo que, de entre sus obras de scifi, Stalker es mucho mejor, pero Solaris tiene éxito como adaptación del libro, al menos si te gusta este tipo de ciencia ficción más filosófica y reflexiva donde todo parece estar envuelto en infinitos significados. Eso sí, es una película que va a demandar mucho de la paciencia del espectador, porque se pasa de lenta y puede que el resultado final no termine de ser del todo satisfactorio. Un largometraje nada fácil de seguir y tampoco de interpretar con ese poso un poco demasiado intelectualoide que a veces llega a rozar lo pedante. Todo depende de gustos.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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