Crítica de Oso vicioso por gjulo
Redactada: 2024-02-06
A pesar de toda la simpatía que podamos sentir por la actriz Elizabeth Banks, no podemos decir que su deseo de convertirse en directora haya sido seguido con los mismos elogios que suelen rodear sus interpretaciones delante de la cámara. Entre sus primeras incursiones en el cine con "Pitch Perfect 2" y, sobre todo, el naufragio de la versión 2019 de "Los ángeles de Charlie", nada podía realmente despertar un apoyo extremo a la posibilidad de un nuevo largometraje suyo. Pero esta vez, bien por ella, la actriz ha pasado el juego con el que sin duda es uno de los lanzamientos más locos de principios de 2023: ¡un oso con el hocico lleno de cocaína y que hace crujir todo lo que pasa entre sus garras con el objetivo de esnifar más! El argumento es formidable, el tráiler ha desatado obviamente la curiosidad hilarante de Internet y ya se han anunciado versiones basadas en tiburones o cocodrilos eufóricos por el mismo polvo, incluso antes de la salida de su maqueta... En resumen, si bien la historia de la película es la de un simple oso que murió tras devorar un ladrillo de cocaína abandonado en el bosque por un conocido narcotraficante (sus restos disecados se convirtieron posteriormente en mascota), "Oso Vicioso" consiguió dar un buen zarpazo a nuestro interés incluso antes de mostrar de lo que era capaz, así que quedaba por ver si el delirio estaría a la altura del desafío...
Y no podemos decir que la primera parte de la película nos tranquilice realmente en este sentido. Si bien es cierto que la promesa de este oso cocainómano en busca de polvos mágicos se cumple, Elizabeth Banks también muestra una voluntad de elevar el nivel detrás de la cámara en comparación con sus anteriores trabajos. Sin embargo, definitivamente algo no es tan viciado como se esperaba en "Oso Vicioso", y la culpa es principalmente de sus actores, ¡que están dispuestos a ser a ser cosidos a zarpazos por el depredador yonqui! El reparto es rico y muy simpático (con una de las últimas apariciones de Ray Liotta en el cine), pero los personajes parecen dejarse caer en la película en plan "¡Mira qué raros son todos, seguro que son graciosos!", sin gran esfuerzo por parte de los guionistas y, sobre todo, sin que el mix cómico se fije realmente entre ellos y el espectador, que los ve ir por caminos separados con extravagancias o buenas palabras que luchan por arrancar una sonrisa. Y si no fuera por el oso drogadicto que persigue a todos estos patéticos humanos, inflados artificialmente como en tantas otras películas que intentan vanamente excitar nuestras sonrisas, es seguro decir que el Oso pasado de rosca este no valdría ni un tarro de miel. Afortunadamente, junto a ataques ursinos cada vez más brutales (y a menudo visualmente logrados, tanto en términos de efectos especiales como de violencia), incluyendo un accidentado viaje en ambulancia, "Oso Vicioso" se quite de en medio protagonistas secundarios y finalmente logra un equilibrio más hábil entre la supervivencia animal en medio del bosque y la comedia pura centrándose en un grupo de supervivientes mucho más divertido, e incluso un poco más interesante a lo largo de la película, en cuanto a sus interacciones con una bestia que logra sorprendernos constantemente con su absurdo comportamiento. A la dirección de Elizabeth Banks se debe también el simpatiquísimo acto final de la película, que consigue ser tan tierno como las películas ochenteras, donde una especie de inocencia consigue responder a la violencia más bestial, para un agradable enfrentamiento final con verdadero sentido del espectáculo en el cruce de géneros. Sin ser la bofetada delirante que esperábamos por su primera mitad sorprendentemente floja, esta película tiene el mérito de subir realmente la apuesta junto con las dosis de cocaína aspiradas por la nariz de su oso y consigue ofrecer un buen chute de diversión, y algo más, en sus giros finales. No estoy seguro de que Elizabeth Banks nos hubiera creído si un día le hubiéramos dicho que su mejor trabajo sería sobre un oso completamente colocado...
Y no podemos decir que la primera parte de la película nos tranquilice realmente en este sentido. Si bien es cierto que la promesa de este oso cocainómano en busca de polvos mágicos se cumple, Elizabeth Banks también muestra una voluntad de elevar el nivel detrás de la cámara en comparación con sus anteriores trabajos. Sin embargo, definitivamente algo no es tan viciado como se esperaba en "Oso Vicioso", y la culpa es principalmente de sus actores, ¡que están dispuestos a ser a ser cosidos a zarpazos por el depredador yonqui! El reparto es rico y muy simpático (con una de las últimas apariciones de Ray Liotta en el cine), pero los personajes parecen dejarse caer en la película en plan "¡Mira qué raros son todos, seguro que son graciosos!", sin gran esfuerzo por parte de los guionistas y, sobre todo, sin que el mix cómico se fije realmente entre ellos y el espectador, que los ve ir por caminos separados con extravagancias o buenas palabras que luchan por arrancar una sonrisa. Y si no fuera por el oso drogadicto que persigue a todos estos patéticos humanos, inflados artificialmente como en tantas otras películas que intentan vanamente excitar nuestras sonrisas, es seguro decir que el Oso pasado de rosca este no valdría ni un tarro de miel. Afortunadamente, junto a ataques ursinos cada vez más brutales (y a menudo visualmente logrados, tanto en términos de efectos especiales como de violencia), incluyendo un accidentado viaje en ambulancia, "Oso Vicioso" se quite de en medio protagonistas secundarios y finalmente logra un equilibrio más hábil entre la supervivencia animal en medio del bosque y la comedia pura centrándose en un grupo de supervivientes mucho más divertido, e incluso un poco más interesante a lo largo de la película, en cuanto a sus interacciones con una bestia que logra sorprendernos constantemente con su absurdo comportamiento. A la dirección de Elizabeth Banks se debe también el simpatiquísimo acto final de la película, que consigue ser tan tierno como las películas ochenteras, donde una especie de inocencia consigue responder a la violencia más bestial, para un agradable enfrentamiento final con verdadero sentido del espectáculo en el cruce de géneros. Sin ser la bofetada delirante que esperábamos por su primera mitad sorprendentemente floja, esta película tiene el mérito de subir realmente la apuesta junto con las dosis de cocaína aspiradas por la nariz de su oso y consigue ofrecer un buen chute de diversión, y algo más, en sus giros finales. No estoy seguro de que Elizabeth Banks nos hubiera creído si un día le hubiéramos dicho que su mejor trabajo sería sobre un oso completamente colocado...
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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