Crítica de Martyrs por Sandris

Qué elegancia la de Francia para hacerte pasar uno de los peores ratitos de tu vida casi sin despeinarse. Del director Pascal Laugier, autor de la retorcida ‘Ghostland’, nos encontramos aquí con ‘Martyrs’, una película que no recomendaré a nadie jamás, porque ni siquiera sé cómo calificarla. El horror supremo hecho carne que no hace más que reafirmar mi pensamiento de que ningún espíritu, monstruo o ser del averno, produce más sufrimiento que el ser humano.
La historia comienza cuando vemos en pantalla a una niña ensangrentada huir del lugar donde la tenían prisionera. Nuestra protagonista Lucie, es llevada a un orfanato pero se niega a hablar de lo que le ha ocurrido. Arrastrando unas terribles secuelas físicas y psicológicas, Lucie se sume en el silencio y en el miedo. Únicamente la acompaña su inseparable amiga Anna, quien la entiende aun cuando nadie es capaz de hacerlo. Ambas se embarcan en un viaje con destino al infierno para encontrar a los responsables de lo que le sucedió a Lucie, pero nada sale como se esperaban porque estamos ante el film que hace arte a base de sus cliffhangers. Y hasta aquí puedo decir, porque cuanto menos sepáis de la trama mucho mejor, si es que un día os apetece verla para sentir como vuestras entrañas abandonan vuestro cuerpo lentamente.

Puro gore, violencia extrema, escenas explícitas de torturas y mucha sangre, hacen de esta obra la consagración de que los cerebros de los cineastas franceses deberían ser estudiados en todas las Universidades de Medicina. Recuerda a ‘Al interior’ o ‘The eyes of my mother’, pero te deja peor cuerpo que ninguna de ellas. Esta noche va a dormir mi primo Paco.

“Ya sólo quedan víctimas. Los mártires escasean. Un mártir es algo diferente. Es un ser excepcional. Sobrevive al sufrimiento y a las privaciones. Soporta los pecados de la tierra, se abandona, trasciende a sí mismo.”