Crítica de Lunana, un yak en la escuela por irenerestre
Redactada: 2022-03-09
Soy profe (y por vocación, no como el prota), así que no puedo valorar esta película de manera objetiva, al identificarme con lo que siente Ugyen en cada momento; me ha parecido taaaaaaaaan bonita!!!!!
La historia en sí es sencilla y muy predecible: a un profe joven que lo que realmente quiere es ser cantante (vaya diferencia, ¿no?) lo mandan al destino que nadie querría, en el lugar más dejado de la mano de Dios, al que se tarda una semana en llegar ¡¡a pie!! en plena montaña y en el que no tiene ningún tipo de recurso, ni electricidad, y por tener no tienen pizarra ni ventanas. Y se queja, y protesta, y es borde y desagradable con sus guías de viaje porque lo que quiere es marcharse de allí nada más llegar. Así que le piden que les deje descansar unos días y preparan el viaje de vuelta. Pero para cuando están listos para volver, Ugyen ya ha conocido a sus alumnos, unos niños que sin tener nada más que lo básico, que ni saben lo que es un coche porque nunca han visto uno, son felices, son educados, son respetuosos, y para ellos tener un profesor y aprender con él, es lo mejor del mundo. Y encima, les gusta cantar, igual que a él.
Total, que me ha sacado la lágrima al final con la canción de Asha , y está repleta de situaciones tiernas y emotivas que no estamos acostumbrados a ver en los colegios de por aquí, donde todo son prisas, preocupación por las notas y los chavales solo piensan en tener móvil y en jugar al Fortnite toda la tarde (qué pesadilla). Me encantan las escuelas unitarias del rural, por que el ambiente es similar al que nos enseñan en Lunana. Pocos niños de distintas edades aprendiendo unos de otros al mismo tiempo que del docente, es mucho más enriquecedor. Pero aquí en la civilización no podemos permitirnos esos lujos, ni tampoco tener esos paisajes al mirar por la ventana durante la clase o al salir al recreo. ¡Qué envidia! Cuantas más facilidades tenemos en la vida, menos personas nos volvemos.
La historia en sí es sencilla y muy predecible: a un profe joven que lo que realmente quiere es ser cantante (vaya diferencia, ¿no?) lo mandan al destino que nadie querría, en el lugar más dejado de la mano de Dios, al que se tarda una semana en llegar ¡¡a pie!! en plena montaña y en el que no tiene ningún tipo de recurso, ni electricidad, y por tener no tienen pizarra ni ventanas. Y se queja, y protesta, y es borde y desagradable con sus guías de viaje porque lo que quiere es marcharse de allí nada más llegar. Así que le piden que les deje descansar unos días y preparan el viaje de vuelta. Pero para cuando están listos para volver, Ugyen ya ha conocido a sus alumnos, unos niños que sin tener nada más que lo básico, que ni saben lo que es un coche porque nunca han visto uno, son felices, son educados, son respetuosos, y para ellos tener un profesor y aprender con él, es lo mejor del mundo. Y encima, les gusta cantar, igual que a él.
Total, que me ha sacado la lágrima al final con la canción de Asha , y está repleta de situaciones tiernas y emotivas que no estamos acostumbrados a ver en los colegios de por aquí, donde todo son prisas, preocupación por las notas y los chavales solo piensan en tener móvil y en jugar al Fortnite toda la tarde (qué pesadilla). Me encantan las escuelas unitarias del rural, por que el ambiente es similar al que nos enseñan en Lunana. Pocos niños de distintas edades aprendiendo unos de otros al mismo tiempo que del docente, es mucho más enriquecedor. Pero aquí en la civilización no podemos permitirnos esos lujos, ni tampoco tener esos paisajes al mirar por la ventana durante la clase o al salir al recreo. ¡Qué envidia! Cuantas más facilidades tenemos en la vida, menos personas nos volvemos.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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Sentimiento
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Duracion
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Credibilidad
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Fotografía
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Dirección
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