Crítica de Los chicos del coro por Nuemiel

El director Christophe Barratier nos presenta una película con un guión simple: la historia de un buen hombre que lucha por demostrar que todos merecemos el beneficio de la duda. Una trama sin grandes pretensiones, pero muy bien ambientada e interpretada, que logra emocionar y nunca de cansas de ver.

Para mí se trata de una obra maestra. Pocas películas me han emocionado, entusiasmado y confortado tanto. No encuentro suficientes palabras para describir la emoción que me invade cuando escucho las canciones: siento como un cosquilleo que recorre mis brazos y piernas y me pone los pelillos de la nuca como escarpias. Si una sobrecarga emocional no atraviesa tu cuerpo al ver esta película, lo siento, pero no eres humano.

Quizá uno de los mayores aciertos de la película esté en el casting. El rostro de Mathieu refleja una bondad y compasión natural; al pensar Morhange y su voz angelical, en seguida nos damos cuenta que la expresión "rostro de ángel" le sienta como un guante, y para un pequeño que todos los sábados espera inútilmente a que le recoja sus padres, ¿quién mejor que Pépinot?

Qué difícil es encontrar a niños que no resulten repelentes o cargantes, pero aquí lo han conseguido a la perfección. Creo que ha sido un acierto escoger niños que no eran actores, salvo el protagonista. Eso le da un toque de humanidad y realismo que no puede aportar ninguna interpretación. Además, los personajes no son un ejemplo, no son héroes ni se convierten en alumnos modelos, algo a lo que nos están acostumbrados en las películas americanas, y así dan una enorme sensación de cercanía.

La banda sonora es sublime y se ajusta perfectamente a cada escena, ensalzándolas al máximo. Además se ha colocado como una de las más vendidas en España (de hecho yo la tengo)

Cada vez resulta más difícil encontrar cosas en la vida que te hagan sentir así, por eso doy las gracias a esta cinta capaz de llegarme al alma y sobrecogerla con su belleza, te contagia de positividad y esperanza.

Saludos ;)