Crítica de Lars y una chica de verdad por irenerestre

Entre sus géneros aparece la comedia, sin embargo, poco o nada de cómico tiene esta película.
Lars es un joven que ha tenido una infancia dura y no soporta el contacto con la gente, ni el físico ni apenas el social. Vive en el garaje de su hermano y su cuñada, que están a punto de tener su primer hijo y se preocupan, especialmente ella, de que no tenga ninguna relación. Cuando un día Lars les dice que tiene una "invitada", se preocupan aún más al ver que Bianca es una muñeca y que él actúa como si fuese una persona normal, a la que ha dotado de una historia y un pasado. Tras consultar con su médico, ésta les dice que le sigan la corriente a ver a dónde lleva la situación, y ponen en preaviso a todo el pueblo, que se implica realmente en la "vida" de Bianca.
Pues no, aunque pueda parecerlo, esto no da lugar a situaciones cómicas, sino tiernas al ver como todo un pueblo participa de la farsa para que Lars se sienta bien, cómo todos entienden que tiene un problema, que es un niño grande que tiene miedo a madurar y que necesita esa relación con la muñeca y expresar a través de ella lo que siente y no dice.
Patricia Clarkson me encanta en sus papeles cómicos, pero aquí como la doctora que atiende a Lars intentando entender qué sentimientos está volcando en Bianca, me ha enamorado también. Y a estas alturas ya sabemos que Ryan Gosling es un fenómeno, pero aquí está, bordando un papel en el que no me lo habría imaginado y expresando más con lo que calla que con lo que dice.
Muy recomendable verla tomándosela en serio y no como comedia.