Crítica de La virgen de agosto por MrPenguin
Redactada: 2024-08-04
Solo se me ocurre algo peor que tener una crisis existencial y es tenerla en pleno verano. En agosto. En ese extraño período estival donde unos se marchan, otros llegan y algunos, como en el caso de nuestra protagonista, se acaban quedando en tierra de nadie, a solas con sus pensamientos y sin saber muy bien qué hacer durante unas vacaciones que, en cierta manera, no dejan de ser un reflejo de la vida misma. La abrumadora sensación de asumir que se ha perdido el rumbo desde la desorientada mirada de Eva, una joven treintañera que ha decidido pasar todo el mes de agosto en Madrid, justo en pleno éxodo vacacional, con la intención de redescubrirla y, en el proceso, hacer lo propio con ella misma. Sus días veraniegos discurren entre casas prestadas, encuentros casuales y paseos por las céntricas calles de una ciudad que siempre tiene algo nuevo que ofrecer. La paradoja de recorrer viejos lugares como si fuera la primera vez, sentirse turista en la ciudad que te vio crecer y, en definitiva, encontrar algo diferente donde ya creías conocerlo todo.
Jonás Trueba, director y coguionista junto a Itsaso Arana —quien, además, interpreta a Eva—, toma así la base de lo que vendría a ser la típica crisis de los 30 y la viste de tal nivel de cercanía que, por momentos, ni siquiera parece que estemos viendo una película. No hay una línea argumental propiamente dicha, sino que todo se va desarrollando como una sucesión casi documental de momentos ante los que Eva, fruto de su evidente deriva personal, parece interactuar con esa misma curiosidad e inocencia que solemos dejar atrás en la infancia. Los personajes van y vienen, la naturalidad se apodera de cada escena y los diálogos se debaten entre banales conversaciones sobre el día a día y leves atisbos de pseudofilosofía existencialista. La cotidianidad llevada al extremo en esta íntima —aunque fría— crónica sobre la nada y el todo a la vez. Sobre los que buscan y no encuentran. Sobre aquellos veranos que nunca acaban y las muchas dudas vitales que, del mismo modo, se resisten a abandonarnos.
Jonás Trueba, director y coguionista junto a Itsaso Arana —quien, además, interpreta a Eva—, toma así la base de lo que vendría a ser la típica crisis de los 30 y la viste de tal nivel de cercanía que, por momentos, ni siquiera parece que estemos viendo una película. No hay una línea argumental propiamente dicha, sino que todo se va desarrollando como una sucesión casi documental de momentos ante los que Eva, fruto de su evidente deriva personal, parece interactuar con esa misma curiosidad e inocencia que solemos dejar atrás en la infancia. Los personajes van y vienen, la naturalidad se apodera de cada escena y los diálogos se debaten entre banales conversaciones sobre el día a día y leves atisbos de pseudofilosofía existencialista. La cotidianidad llevada al extremo en esta íntima —aunque fría— crónica sobre la nada y el todo a la vez. Sobre los que buscan y no encuentran. Sobre aquellos veranos que nunca acaban y las muchas dudas vitales que, del mismo modo, se resisten a abandonarnos.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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Sentimiento
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Duracion
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Credibilidad
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Fotografía
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Dirección
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Comentarios
Lo es para los pringaos que no nos solemos ir de vacaciones, señora. El resto no tienen tiempo para crisis entre playitas, cócteles y turisteo jaja.
Pues espero que si la ves te guste más que a mí. Me ha parecido bastante desapegada emocionalmente para los temas que tocaba.