Crítica de La estrella azul por MrPenguin
Redactada: 2025-02-10
Me acercaba a este biopic sin saber nada de Mauricio Aznar, pero salgo de él con la extraña certeza de que este es, sin lugar a dudas, el homenaje que su figura merecía. No porque la película me haya apasionado, sino por esa forma tan cercana y humana con la que Javier Macipe, en el que es su primer largometraje como realizador, consigue retratar al malogrado músico aragonés y rescatarlo, siempre a través de una enorme sensibilidad, del desgarrador olvido al que parecía condenado. Un sentido ejercicio de introspección dividido, casi a modo de tragedia griega, en tres actos donde poder acompañarle en su profunda crisis personal, su sanador viaje a Argentina y su posterior regreso a la Zaragoza que le vio nacer. Ascenso, caída y redención de un artista que partió con la esperanza de encontrar nuevos ritmos y que, sin embargo, regresó, tras conocer a Don Carlos Carabajal —padre de la chacarera—, con una renovada forma de ver la vida y de cantar, como quien descubre el liberador influjo de la música por vez primera, a todo cuanto ella era capaz de ofrecerle.
Macipe, abrazando por momentos un tono casi documental, da así forma a un clásico proceso de autodescubrimiento con ecos de road movie que discurre, como el propio Don Carlos afirma cuando toca la guitarra, sin florituras innecesarias. Libre de artificios y tan ligera de equipaje como ese músico atormentado, a cargo de un fantástico Pepe Lorente, que aprende, entre las cálidas miradas que le brindan sus anfitriones argentinos —muchos de ellos actores no profesionales e incluso familiares del ya difunto Don Carlos—, a apreciar la enorme belleza que encierran las pequeñas cosas de la vida. Película sencilla, cocinada siempre a fuego lento y, por encima de todo, llena de un inmenso cariño desde sus nostálgicos compases iniciales hasta un sorprendente final que, si bien puede resultar algo desconcertante desde un punto de vista narrativo, sirve como un más que sincero y emotivo homenaje a todas esas estrellas azules, tan escasas como luminosas, que todavía hoy, y pese a haberse apagado antes de tiempo, siguen brillando como el primer día.
Macipe, abrazando por momentos un tono casi documental, da así forma a un clásico proceso de autodescubrimiento con ecos de road movie que discurre, como el propio Don Carlos afirma cuando toca la guitarra, sin florituras innecesarias. Libre de artificios y tan ligera de equipaje como ese músico atormentado, a cargo de un fantástico Pepe Lorente, que aprende, entre las cálidas miradas que le brindan sus anfitriones argentinos —muchos de ellos actores no profesionales e incluso familiares del ya difunto Don Carlos—, a apreciar la enorme belleza que encierran las pequeñas cosas de la vida. Película sencilla, cocinada siempre a fuego lento y, por encima de todo, llena de un inmenso cariño desde sus nostálgicos compases iniciales hasta un sorprendente final que, si bien puede resultar algo desconcertante desde un punto de vista narrativo, sirve como un más que sincero y emotivo homenaje a todas esas estrellas azules, tan escasas como luminosas, que todavía hoy, y pese a haberse apagado antes de tiempo, siguen brillando como el primer día.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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Sentimiento
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Duracion
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Credibilidad
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Fotografía
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Dirección
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