Crítica de Krisha por Sandris

Brutal ópera prima de Trey Edward Shults en la que utiliza a los propios miembros de su familia como actores amateurs, siendo únicamente Krisha (tía del cineasta), la que trabaja como actriz profesional. Krisha es una mujer con un largo historial de adicciones que vuelve al hogar familiar para pasar el Día de Acción de Gracias con sus parientes. Krisha jura y perjura que al fin está sobria, que lo único que quiere es volver a ser una más de la familia sin rencores de por medio. Pero conforme avanza la trama, vamos comprendiendo las raíces exactas de la rotura hogareña, porque volver a casa no siempre es un camino de rosas y más cuando existen tantas cuentas pendientes. ‘Krisha’ es una obra que se cocina a fuego lento, casi como el pobre pavo que atrae todas las miradas. Se trata de una obra donde los diálogos tienen una importancia única, donde los efectos sonoros te sacan de quicio y donde todo es tan metafórico como verdadero. Un retrato brutal de la adicción, de cómo te convierte en una absoluta esclava sumiéndote en un estado de autodestrucción imparable, mientras que tu familia solo puede quedarse quieta, observando cómo vas ahogándote en ti misma día tras día. La sensación que deja el film es de una tensión constante con una intensidad muy bien manejada en parte gracias a la mezcla de sonido que consigue ponerte de los nervios durante toda la película.

La vida de la tía Krisha es como un rayo que aparece en el cielo y deslumbra a toda la familia, para luego partirla por la mitad.