Crítica de Immortal (ad vitam) por MartaPD

Adaptación de los cómics de la trilogía Nikopol, aunque en realidad no te cuenta exactamente lo mismo que los cómics. Es decir, sí, pero es como si Enki Bilal (que también dirige la película porque él se lo guisa y se lo come todo) hubiese querido rellenar muchos huecos que en la trilogía no se encuentran para explicarte la trama algo más lógicamente. Y nótese que digo algo más. Si no te has enterado muy bien de la trama del filme y piensas que leer los cómics te puede ayudar a clarificarla, ni lo intentes porque son todavía más incomprensibles.

El gran punto fuerte de los cómics, que es su estética y su interesante dibujo, aquí se convierten en un experimento creado mitad por ordenador, mitad con personas y escenarios reales. Esto quiere decir, que quitando a los protas, la gran mayoría de personajes están hechos por una animación tipo videojuego de los primeros años de los 2000. Es una mezcla muy extraña, para mí errática, porque aunque puedo llegar a entender que a lo mejor Bilal creía que esta era la mejor forma de trasladar su visión a a una película, lo cierto es que se ve cutre, se ve feo. Aunque el worldbuilding está chulo y es lo que mejor sostiene esta historia, la realidad es que es una película fallida. Pero es lo normal, porque la trilogía Nikopol también es una historia de cómic fallida: artísticamente potente y diferente, pero narrativamente un puto cristo. Y lo digo reconociendo que a mí "La feria de los inmortales" me gustó bastante, pero precisamente lo que más me gustó, que es la creación de esa distopía fascista tan peculiar, aquí es solo un telón de fondo inapreciable.

En "Immortal: Ad Vitam" el centro de la trama es la relación entre Jill y Nikopol, de forma tan turbia como en la historia original, con el dios Horus poseyendo su cuerpo y violando repetidamente a Jill. Jill es básicamente el tropo de Born Sexy Yesterday siendo explotado por enésima vez. Los franceses y su misoginia, un clásico. Lo mejor de la película es el mundo tan extraño, oscuro y particular que crea, que se pierde en una trama inconsistente llena de puntos ciegos y agujeros que, supongo, pretenden hacerla más enigmática. Es el estilo Bilal, por desgracia.