Redactada: 2020-11-28
Un corto de animación minimalista, el segundo de esta peculiar y, por momentos, surrealista trilogía traída de la mano de Don Hertzfeldt. Como ocurría con la primera parte, “Everything Will Be Ok”, este corto se caracteriza por combinar la animación con fragmentos de imagen real, empleando un dibujo de trazos simples, personajes de palo (stick figures) carentes de gran detalle, sin volumen ni perspectiva, carente de color e iluminación. Sin embargo, en este segundo corto notamos importantes cambios, como el mayor uso de imágenes reales para ilustrar la acción, mayor dinamismo en los planos y empleo de filtros de color. Carece de banda sonora, pero cuenta con acompañamiento musical y la presencia de una voz en off para narrar los acontecimientos, si bien ahora apreciamos un mayor uso de efectos de sonido y una mayor calidad de audio.

La trama esta vez si aparece delimitada por un hilo conductor, pues en este corto ahondamos más en la vida de nuestro peculiar protagonista, más concretamente en su turbulenta infancia y una serie de historias (y catastróficas desdichas) acerca de su familia, lo que nos permite apreciar mejor el desarrollo de este personaje que ya nos introdujeron en el primer corto. Ahora Bill comienza a recuperarse de sus dolencias y problemas de salud, mientras retoma su neurótica rutina y continúa asediado por pensamientos erráticos y perturbadores. Algunos segmentos de infancia, como cuando aparece la abuela, me han recordado al videojuego indie “The Binding of Isaac”, por su similitud al representar a esta mujer como Edmund McMillen (creador del juego) representa a esa madre negligente y de instintos homicidas o la cabeza del gato (parecido a Guppy en el juego. Parece que la genética de esta familia esta verdaderamente “hecha un lio”.

En esta ocasión el surrealismo se deja un poco de lado para ofrecernos un relato más cercano e íntimo, no escaso de alegorías y ensoñaciones, pero no del todo caótico y desvirtuado. Continúan tratándose temas profundos y emocionales, como los problemas de salud, el tratamiento de las enfermedades mentales (demencia, psicosis, alzhéimer), el miedo a la muerte, la pérdida de identidad o la perdida de recuerdos, el deseo por vivir y disfrutar de una vida plena, entre otros. Igualmente continúa presentando el mismo humor absurdo con dosis de acidez, capaz de las más profundas reflexiones como de los mas burdos chascarrillos. En definitiva una mirada cercana al mundo creativo del autor y, quizás, a sus propios miedos y aspiraciones.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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