Crítica de Historias de Navidad por MrPenguin

Llegó al fin la época navideña y, con ella, todos esos valores con los que siempre se asocia a tan señaladas fechas. ¿Paz, armonía y solidaridad? Bueno, esas cosas no están mal, pero yo hablo de lucecitas, turrones, días festivos y, sobre todo, regalos. Este último aspecto será precisamente el punto de partida para 'A Christmas Story', un auténtico clásico navideño en Estados Unidos donde seguiremos al pequeño Ralphie, de apenas nueve años de edad, en su odisea por intentar recibir el que él considera como el regalo perfecto para Navidad: un rifle de aire comprimido. Vamos, el típico regalo del niño estadounidense promedio. El caso es que la película, parcialmente basada en la propia infancia del escritor y cuentacuentos Jean Shepherd, irá discurriendo a través de pequeñas anécdotas, situaciones cotidianas y experiencias vitales donde nuestro protagonista, insistente y cabezón como pocos, hará lo imposible por convencer a todo adulto cercano sobre su necesidad de conseguir su tan anhelada arma.

No estamos por tanto ante el clásico relato de Navidad, sino más bien ante una curiosa colección de viñetas donde la mirada inocente de Ralphie, aportando el toque ingenuo y cabroncete que cualquier niño tiene a esa edad, chocará con el cuadriculado mundo de los adultos y con los convencionalismos propios de la época navideña. Porque la familia y el amor están muy bien, sí, pero a Ralphie todo eso le importa tres lechugas, él quiere su rifle y nada más. Obviamente, y ya sea por las diferencias culturales entre la sociedad norteamericana y la nuestra o por la forma en la que ciertas costumbres han evolucionado (la película es de 1983 y a su vez está ambientada en los años 40), lo cierto es que 'A Christmas Story' ha envejecido fatal en muchos apartados, aunque, a cambio, sigue siendo una simpática comedia que logra reflejar con bastante acierto esa visión mágica de la Navidad que solo un niño posee. Nostálgica, tierna y entrañable opción para ver con la familia en Nochebuena (aunque igual es mejor que no esté tu primo pequeño, no vaya a ser que luego pida un Kalashnikov para Reyes).