Redactada: 2024-02-08
Se acabaron las sesiones de espiritismo ordinarias, guarda tus viejos tableros de ouija, aquí llega "Háblame", una nueva forma de comunicarse con los muertos que está de moda entre los jóvenes australianos. Por supuesto, Mia y sus amigos se verán envueltos en un lío con este misterioso artefacto en forma de mano humana, y las cosas se pondrán siniestras... Si esto es obra de los cineastas (los hermanos Danny y Michael Philippou, creadores de un famoso canal de vídeos de terror en YouTube) o del enfoque más visceral que domina el cine de género australiano en general, no podemos asegurarlo, pero más allá de los primeros momentos de terror especialmente logrados de su primer largometraje, "Háblame" parece inmediatamente formar parte de una realidad mucho más pronunciada y, por tanto, palpable que la mayoría de las películas mainstream -digamos que mayoritariamente estadounidenses- de esta categoría. Hay algo irremediablemente acertado, realista, incluso crudo, en el entorno y la intimidad de estos jóvenes que han crecido en compañía de las modernas redes sociales, donde la posibilidad de hablar realmente con los muertos es para ellos una especie de reto Tik-Tok o el equivalente a otro paraíso artificial para evadirse de una aburrida vida cotidiana.
En definitiva, es creíble, sin que "Háblame" tenga que forzar la mano con ninguno de los burdos artificios típicos de este tipo de películas ni enfatizar los rasgos de unos personajes demasiado a menudo reducidos a facetas unidimensionales. Todo aquí está hecho con naturalidad para sumergirnos de forma creíble en las vidas (y en las racionales preocupaciones existenciales) de Mia y sus amigos.
Y luego, por supuesto, además de un prólogo escalofriante, en el centro de todo están esos experimentos con la famosa mano, durante los cuales, esta vez, está claro que es el talento de sus directores el que prevalece al hacer que el pavor de estas conversaciones de nueva generación con los muertos surja y crezca constantemente en medio de la relajación ambiental hasta la inevitable tragedia. Encontrando los puntos de vista de los que viven la experiencia y los de los que la presencian, abriendo perspectivas cada vez más nuevas, haciendo crecer la inquietud detrás de la despreocupación bonachona de los protagonistas frente a peligros donde el Hombre no debería aventurarse. Por último, al conseguir que cada acontecimiento sobrenatural sea más apasionante, a menudo violento y, sobre todo, más inesperado que los demás, la primera media hora de "Háblame" se sitúa fácilmente entre las cumbres cinematográficas de lo espeluznante de este año.
Luego, cuando llega el momento de dejar que los espectros vayan más allá de simples apretones de manos para seguir más de cerca su influencia en el destino de Mia y en una tragedia posterior, "Hablame" se sacude los dedos con una partitura de terror más clásica, con temas que la llevan a un territorio un poco más familiar para un público experimentado en este campo, donde la cuestión no resuelta de un tortuoso duelo está intrínsecamente entrelazada con la búsqueda de una solución al mal que se ha entrometido… El conjunto sigue funcionando con eficacia, impulsado por unos personajes más humanamente atractivos que la media y salpicado de secuencias impactantes gracias a una dirección que rara vez falla (las apariciones siguen teniendo un efecto endiabladamente bueno y, como decíamos, nos siguen impresionando los nuevos ángulos encontrados para ampliar el alcance de las conversaciones con el más allá -el final es notable en este sentido-), pero, en términos de contenido, "Háblame " no consigue realmente crear la misma sorpresa en cuanto a la dirección tomada y el simbolismo más bien descarado de su trama que al principio.
Es cierto que, como aficionados al género, quizá seamos un poco quisquillosos porque tanta calidad ofrecida en pantalla sigue siendo un bien escaso para una propuesta de este tipo, y no nos negaremos el placer de ver conversaciones deambulando entre los vivos y los muertos (incluso lo gritaremos), pero no podemos evitar sentir que, a pesar de todos nuestros mimos hacia ella, aún está lejos de alcanzar el estatus de imprescindible en su categoría tras su brillante primer acto. Nos hemos quedado muy cerca de una conversación magistral.
En definitiva, es creíble, sin que "Háblame" tenga que forzar la mano con ninguno de los burdos artificios típicos de este tipo de películas ni enfatizar los rasgos de unos personajes demasiado a menudo reducidos a facetas unidimensionales. Todo aquí está hecho con naturalidad para sumergirnos de forma creíble en las vidas (y en las racionales preocupaciones existenciales) de Mia y sus amigos.
Y luego, por supuesto, además de un prólogo escalofriante, en el centro de todo están esos experimentos con la famosa mano, durante los cuales, esta vez, está claro que es el talento de sus directores el que prevalece al hacer que el pavor de estas conversaciones de nueva generación con los muertos surja y crezca constantemente en medio de la relajación ambiental hasta la inevitable tragedia. Encontrando los puntos de vista de los que viven la experiencia y los de los que la presencian, abriendo perspectivas cada vez más nuevas, haciendo crecer la inquietud detrás de la despreocupación bonachona de los protagonistas frente a peligros donde el Hombre no debería aventurarse. Por último, al conseguir que cada acontecimiento sobrenatural sea más apasionante, a menudo violento y, sobre todo, más inesperado que los demás, la primera media hora de "Háblame" se sitúa fácilmente entre las cumbres cinematográficas de lo espeluznante de este año.
Luego, cuando llega el momento de dejar que los espectros vayan más allá de simples apretones de manos para seguir más de cerca su influencia en el destino de Mia y en una tragedia posterior, "Hablame" se sacude los dedos con una partitura de terror más clásica, con temas que la llevan a un territorio un poco más familiar para un público experimentado en este campo, donde la cuestión no resuelta de un tortuoso duelo está intrínsecamente entrelazada con la búsqueda de una solución al mal que se ha entrometido… El conjunto sigue funcionando con eficacia, impulsado por unos personajes más humanamente atractivos que la media y salpicado de secuencias impactantes gracias a una dirección que rara vez falla (las apariciones siguen teniendo un efecto endiabladamente bueno y, como decíamos, nos siguen impresionando los nuevos ángulos encontrados para ampliar el alcance de las conversaciones con el más allá -el final es notable en este sentido-), pero, en términos de contenido, "Háblame " no consigue realmente crear la misma sorpresa en cuanto a la dirección tomada y el simbolismo más bien descarado de su trama que al principio.
Es cierto que, como aficionados al género, quizá seamos un poco quisquillosos porque tanta calidad ofrecida en pantalla sigue siendo un bien escaso para una propuesta de este tipo, y no nos negaremos el placer de ver conversaciones deambulando entre los vivos y los muertos (incluso lo gritaremos), pero no podemos evitar sentir que, a pesar de todos nuestros mimos hacia ella, aún está lejos de alcanzar el estatus de imprescindible en su categoría tras su brillante primer acto. Nos hemos quedado muy cerca de una conversación magistral.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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Duracion
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Credibilidad
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Fotografía
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Dirección
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