Crítica de El tiempo contigo por MrPenguin

Tres años después de haber deslumbrado al mundo de la animación con 'Your Name', Makoto Shinkai regresaba con su esperadísimo nuevo trabajo 'El tiempo contigo', otro romance con elementos de fantasía con el que el director japonés buscaba repetir el éxito cosechado con su anterior largometraje. De hecho, las similitudes entre ambas películas son evidentes, aunque la desbordante creatividad de Shinkai hace que toda la fuerza narrativa de esta historia brille con luz propia para ofrecernos una experiencia única. Una luz que, casualmente, será parte del núcleo que conectará los destinos de Hodaka, un adolescente que ha huido de casa para vivir por su cuenta, y Hina, una chica con el poder de detener la lluvia. Esa capacidad para despejar el cielo y abrir el camino a los cálidos rayos del sol, más solicitados que nunca gracias a un tiempo inusualmente borrascoso, tomará tintes metafóricos para embarcarnos en una mágica aventura sobre el autodescubrimiento, la madurez emocional, el peso de nuestras decisiones y los peligros del cambio climático.

En cuanto a la animación, y como suele ser habitual en el cine de Shinkai, todo el apartado visual es una auténtica maravilla para los sentidos que, además, ayuda a acentuar la enorme potencia expresiva y emocional de la película. Tanto el agua como la luz, ambas representadas con un increíble nivel de detalle, adquieren una evidente importancia en la trama y, del mismo modo que intervienen en el clima, lo harán también en la propia trama para representar, de manera simbólica, todos esos momentos tormentosos en los que a veces nos diluimos y, al mismo tiempo, toda la esperanza y el apoyo de aquellos que consiguen que el sol vuelva a relucir. Emotivo torrente de emociones para esta entrañable fábula donde lo mitológico y lo mundano, lo fantástico y lo real y lo oscuro y lo luminoso convergen sobre un hermoso lienzo animado para crear una historia que, pese a las inevitables comparaciones con 'Your Name', logra resplandecer por sí misma para regalarnos un poco de luz incluso en el más lluvioso de los días.