Crítica de El infierno del odio por MrPenguin
Redactada: 2020-03-15
'El infierno del odio' es otra demostración —si es que hacía falta— de que Akira Kurosawa no solo era un maestro en el cine de época sobre samuráis y el Japón feudal, sino que podía tocar cualquier género y hacer una gran película. En este caso, Kurosawa se atrevió con un intenso drama policial lleno de claroscuros que se intuyen ya desde su sugerente título original ('Tengoku to Jigoku'), el cual se traduce literalmente como 'Cielo e infierno'. A lo largo de la trama se irá jugando de manera frecuente con ese título, por un lado a través del contraste entre clases sociales del Japón de la posguerra y, por el otro, a través de las dos partes tan diferenciadas en las que podemos dividir la película.
Curiosamente, ninguna de esas dos partes podría identificarse inequívocamente como el cielo o el infierno, ya que la película mantiene su juego a varios niveles y, de alguna manera, nos deja entrever que estamos ante una historia en la que el bien y el mal, así como todos los matices que conllevan ambos términos, conviven el uno dentro del otro. Esto se observa ya desde el comienzo gracias a la forma en la que esa primera parte, la cual está planteada como si fuera una obra de teatro —un único escenario donde los protagonistas hacen frente al secuestro de un niño—, nos introduce de lleno en un dilema moral que logra crear una tensión brutal en el ambiente (mención especial a la soberbia interpretación de Toshiro Mifune). La segunda parte, más centrada en la investigación policial, deja a un lado ese dilema inicial, pero, a cambio, se adentra de una manera magistral en todo el proceso criminalístico con tal grado de minuciosidad y detalle que hace que su desarrollo resulte tan entretenido como interesante.
En definitiva, otra maravilla más del maestro japonés y seguramente una de las mejores películas para los que quieran iniciarse con su cine. Una inolvidable y desgarradora disección de la corrupción humana, de sus bajezas, sus envidias, rencores, ambiciones y, a fin de cuentas, de todo lo que supone sumergirse en ese abrasador infierno que es el odio.
Curiosamente, ninguna de esas dos partes podría identificarse inequívocamente como el cielo o el infierno, ya que la película mantiene su juego a varios niveles y, de alguna manera, nos deja entrever que estamos ante una historia en la que el bien y el mal, así como todos los matices que conllevan ambos términos, conviven el uno dentro del otro. Esto se observa ya desde el comienzo gracias a la forma en la que esa primera parte, la cual está planteada como si fuera una obra de teatro —un único escenario donde los protagonistas hacen frente al secuestro de un niño—, nos introduce de lleno en un dilema moral que logra crear una tensión brutal en el ambiente (mención especial a la soberbia interpretación de Toshiro Mifune). La segunda parte, más centrada en la investigación policial, deja a un lado ese dilema inicial, pero, a cambio, se adentra de una manera magistral en todo el proceso criminalístico con tal grado de minuciosidad y detalle que hace que su desarrollo resulte tan entretenido como interesante.
En definitiva, otra maravilla más del maestro japonés y seguramente una de las mejores películas para los que quieran iniciarse con su cine. Una inolvidable y desgarradora disección de la corrupción humana, de sus bajezas, sus envidias, rencores, ambiciones y, a fin de cuentas, de todo lo que supone sumergirse en ese abrasador infierno que es el odio.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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Sentimiento
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Duracion
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Credibilidad
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Fotografía
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Dirección
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Valoraciones en tu crítica:
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Comentarios
Justo pensaba en 'Parasite' mientras la veía, no sé si hay influencia o no pero me resultó curioso cómo ambas juegan con los planos y la perspectiva. Mi favorita creo que sigue siendo 'Dersu Uzala', pero esta ha entrado con fuerza en mi top de Kurosawa, me sorprende que sea de sus menos conocidas!