Crítica de El exorcista por MrPenguin
Redactada: 2019-10-12
Pocas películas pueden presumir de ser tan icónicas e influyentes dentro de su género como 'El Exorcista', obra clave en la historia del cine de terror y, a título personal, una de las que más mal rato me han hecho pasar en toda mi vida. Los motivos detrás de su éxito y su prestigio son casi innumerables, pero si hubiera que destacar algunos de sus puntos fuertes me decantaría por unos fantásticos efectos visuales muy adelantados a su época, por su genial uso del maquillaje y, sobre todo, por el buen equilibrio existente entre el drama familiar —encarnado en la preocupación que una madre siente por los extraños síntomas que presenta su hija— y el terror sobrenatural en que desencadenará todo conforme vayan avanzando los minutos. El escenario perfecto para que William Friedkin (director) y William Peter Blatty (guionista y autor de la novela homónima en la que se basa la película) dieran forma a una siniestra y a la vez maravillosa atmósfera donde seriedad, verosimilitud y canguelo se dan la mano en perfecta armonía.
Por supuesto, y como todo clásico que se precie, la película tampoco se ha librado de un gran número de detractores que la acusan de ser lenta o de estar desfasada para los estándares del terror actual. No es mi caso, desde luego, pues me sigue causando casi tanta impresión ahora como la primera vez que la vi siendo un niño, quedando traumatizado a la tierna edad de 10 años (¿Por qué me dejaste verla aquella fatídica noche, mamá?). En cuanto a su ritmo, creo que en este caso está más que justificado que vaya cocinándose a fuego lento, propiciando así que la tensión aumentando progresivamente mientras pasamos del interesante vaivén de pruebas médicas inicial al posterior e inquietante exorcismo que, además, acabará culminando en un inolvidable clímax final que ya forma parte de la historia del cine. Porque pasarán los años y surgirán nuevas películas de terror, pero dudo que volvamos a sentir los mismos escalofríos que supone entrar en la habitación de la pequeña Regan al ritmo del Tubular Bells de Mike Oldfield.
Toda una experiencia que nadie debería perderse.
Por supuesto, y como todo clásico que se precie, la película tampoco se ha librado de un gran número de detractores que la acusan de ser lenta o de estar desfasada para los estándares del terror actual. No es mi caso, desde luego, pues me sigue causando casi tanta impresión ahora como la primera vez que la vi siendo un niño, quedando traumatizado a la tierna edad de 10 años (¿Por qué me dejaste verla aquella fatídica noche, mamá?). En cuanto a su ritmo, creo que en este caso está más que justificado que vaya cocinándose a fuego lento, propiciando así que la tensión aumentando progresivamente mientras pasamos del interesante vaivén de pruebas médicas inicial al posterior e inquietante exorcismo que, además, acabará culminando en un inolvidable clímax final que ya forma parte de la historia del cine. Porque pasarán los años y surgirán nuevas películas de terror, pero dudo que volvamos a sentir los mismos escalofríos que supone entrar en la habitación de la pequeña Regan al ritmo del Tubular Bells de Mike Oldfield.
Toda una experiencia que nadie debería perderse.
Guion
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Banda sonora
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Interpretación
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Efectos
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Ritmo
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Entretenimiento
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Complejidad
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Sentimiento
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Duracion
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Credibilidad
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Fotografía
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Dirección
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Comentarios
Deberías publicarla en FA que allí se guarda fijo, y así contribuyes a que tb conste tu aportación crítica en la ficha de la peli :)