Crítica de Avatar por gjulo

Avatar es una auténtica revolución del cine. La película de James Cameron introduce al cine en una nueva era, al igual que hizo The Jazz Singer en 1927 con la llegada del sonido. Cameron prometió revolucionar el séptimo arte con su nueva joya cinematográfica, con Avatar (2009), ha revolucionado el cine, dando un paso de gigante en los avances tecnológicos y, por primera vez, otorgando un significado totalmente nuevo a la captura de imágenes. La película es de visión obligada, incluso para los que no son aficionados a este tipo de cine. Es visualmente impresionante y los efectos especiales dejan sin aliento. Además, la película transmite un hermoso mensaje. Esta fábula combina inteligentemente ciencia ficción y ecología, con una pizca de aventura, emoción, romance y magia. Es un viaje con el que sólo habíamos soñado y que nunca habíamos visto antes. El proyecto, de unos quince años de antigüedad, no había llegado a buen puerto porque la tecnología aún no estaba perfeccionada. Pero con un presupuesto de más de 400 millones de dólares y 4 años de rodaje en pantalla verde, James Cameron por fin lo ha conseguido. La combinación de Imax y el relieve 3D es una baza increíble, con abundancia de colores y los decorados de Pandora que parecen casi reales, como si estuviéramos allí. Lo mismo ocurre con los Na'vis, esas criaturas azules con cara de felino. El cautivador argumento se basa libremente en varias historias, la más evidente de las cuales es la de Pocahontas. En cuanto a la estética visual, la belleza de los paisajes es asombrosa, rica en detalles y colores, y la animación es soberbia (Pandora sigue y seguirá siendo uno de los planetas más bellos creados por el Séptimo Arte). Un viaje increíble en el que la palabra sublime adquiere todo su significado. James Cameron ya ha dejado su huella en la historia del cine (tanto en términos de innovación tecnológica como de rentabilidad, ya que la película superó la barrera de los mil millones en tan sólo dos semanas).