Una película de una época, que marcó mi infancia. Estados Unidos en los años 90 durante las vacaciones de Navidad. ¿Quién no soñó de niño con tener la casa para él solo? Convertirlo en una gigantesca plataforma de juego, en una tierra de micromáquinas. Pedir pizzas todas las noches. Quedarse despierto hasta tarde y ver películas de acción violenta prohibidas para los más pequeños. ¿Se divierte con el póster de Jordan a tamaño real de su hermano mayor? Chris Columbus hace realidad el sueño de este niño y consigue captar el ambiente maravillosamente. Su éxito viene, por supuesto, de la mano de Malcauley Culkin, una superestrella que consigue sostener la película desde lo alto de sus frágiles hombros de 10 años. Ninguna otra película ha sido capaz de repetir semejante éxito apoyándose en un actor tan joven. Con una muy buena banda sonora, Solo en casa se convierte en un referente del cine infantil. E incluso si te hace reír menos como adulto, sigues sorprendido por el talento del joven actor y sobre todo por el ritmo y el mensaje de la película, simple pero magníficamente bien transmitido e increíblemente eficaz. Divertida, ingeniosa, bella y conmovedora, ¡Solo en casa es un clásico que hay que sacar todas las Navidades!

Otra película mítica de Navidad, como Jungla de cristal, de esas que pasan a la historia y de las que todo el mundo ha oído hablar, las haya visto o no. Y de las que se acostumbra a ver año tras año por esas fechas, no falla. También es uno de los grandes ejemplos de la batalla entre España y Latinoamérica por las traducciones de títulos principalmente. ¿"Mi pobre angelito"? ¿En serio?

Creo que todos conocemos ya la historia de Kevin McCallister, que se queda solo en casa, como indica el título de la película, y se las tiene que ver con dos ladrones. Pero no se quedará de brazos cruzados, sino que preparará toda serie de trampas y artimañas para deshacerse de ellos y proteger su casa hasta que regrese su familia.

La mejor parte empieza precisamente cuando los ladrones por fin intentan entrar en la casa a robar, ya que antes han estado preparando el terreno, pero toda la parte anterior es ligera y no llega a hacerse lenta. Además tiene ese punto emotivo en algunas escenas como buena película de Navidad, con esa conversación con ***contenido con spoilers*** o esa otra conversación tan sincera y profunda, y sorprendentemente madura, con el hombre de la pala, cuando le dice ***contenido con spoilers*** . Y, por supuesto, el grito de la madre en el avión es mítico.

Es entretenida, para disfrutar en familia y con puntos bastante divertidos, además de tener a un Macaulay Culkin simpatiquísimo y adorable como casi único protagonista (y a su hermano Kieran como secundario), aunque no podemos olvidar a Joe Pesci, claro. Una película muy navideña, con mucha nieve, para ver en el sofá con una manta y una tableta de turrón, y que deja el corazón blandito con el final. Y dirigida por el que ya es conocido como el rey de la Navidad, Chris Columbus, experto en películas familiares y que también nos regaló el encanto de las dos primeras películas de Harry Potter, sobre todo la primera, también con ese toque navideño presente.

Ni turrones, ni lucecitas ni villancicos: la única tradición navideña realmente arraigada en este país, sin contar la de embucharse todas las uvas antes de la tercera campanada, es la de la consabida emisión televisiva de 'Solo en casa', ese clásico moderno en el que un jovencísimo Macaulay Culkin, dando vida al retorcido cabroncete de Kevin McCallister, tenía que pasar todas las fiestas libre de supervisión paterna. ¿Ocho años y la casa entera para ti solito? Podría parecer un sueño hecho realidad de no ser porque los McCallister, aparte de su manifiesta negligencia al irse de vacaciones con el saldo de hijos en negativo, viven en un tremendo casoplón que el pequeño Kevin, armado únicamente con su infinita —y sádica— creatividad, deberá proteger de los rateros en plena Nochebuena. Toda una odisea cuya curiosa premisa, tan dada al tono gamberro como al espíritu navideño, dejaba tanto espacio para las trampas mortales más disparatadas como, a su vez, para los momentos más entrañables. Porque nunca quedarse solo en casa por Navidad fue tan peligroso ni, por suerte para nosotros, tan divertido.

Y sí, es evidente que casi todo dentro de tan delirante premisa resulta inverosímil, pero eso, lejos de ser algo negativo, no hace sino reforzar ese halo de magia navideña, cine familiar y comedia desenfadada que su director, Chris Columbus, se esforzó por mantener presente casi en cada fotograma. Al fin y al cabo, si hay una época del año donde cualquier cosa tiene cabida —tanto si se trata de la única casa de EEUU sin un buen arsenal de armas de asalto, de unos ladrones más resistentes que el Adamantium o de un genial Joe Pesci pasándolas canutas con la reencarnación infantil del mismísimo diablo—, esa es, sin lugar a dudas, la Navidad. Todo es posible en una película irrepetible—como así lo demostraron sus interminables secuelas—, divertidísima y lo suficientemente rebosante de encanto navideño como para quedarse por siempre grabada, haciendo honor a la inolvidable 'Somewhere in My Memory' del maestro John Williams, en algún lugar de nuestra memoria.

Una película para lucimiento de Macaulay Culkin en su momento de mayor apogeo. Por alguna razón a todo el mundo le gustaba ver a Kevin con las manos en las mejillas, los ojos y la boca abiertos mientras emitía un grito.

Una de las gracias de la historia es ver a Kevin haciendo cosas solo mientras ***contenido con spoilers*** pero cuando la has visto más de una vez pierde el factor sorpresa de ver ***contenido con spoilers***

La familia me parece bastante horrible, y uno de los momentos más satisfactorios es cuando descubren que se han dejado a su hijo de ocho años en el desván. Además de eso, lo que más me gusta es la trama del vecino.