Recreación histórica por parte de Roberto Rossellini de la toma de poder de Luis XIV tras la muerte del Primer Ministro, el Cardenal Mazarino. Rossellini se atrevió con esta película lanzada directamente para la televisión francesa porque defendía que la pequeña pantalla necesitaba más contenido educativo. Y la verdad es que educativa lo es un rato, es lo más parecido a llevar un libro de historia al cine, narrando los hechos tal y cómo los conocemos y sin enredarse en otras subtramas paralelas.

Obviando el hecho de que hay que ser un apasionado de la historia para disfrutarla al 100% (yo no lo soy), la película me ha parecido bastante entretenida, con varios momentos muy interesantes entremezclados con otros que incluso resultan cómicos, como las oraciones nocturnas de Luis XIV o ese grupo de médicos que saben de medicina lo mismo que mi gato ***contenido con spoilers*** .

Más allá de los gustos personales de cada uno, lo único que me parece más cuestionable es la elección del reparto, que incluye algunos actores no profesionales como el nervioso y timorato Luis XIV, quien, como diría mi madre: "menudo pan sin sal está hecho".

Esta película es una clase de historia cuyo tema es exactamente el que su título indica, centrándose en un momento bastante concreto de la historia francesa. A su muerte, el Cardenal Mazarini, primer ministro del rey Luis XIV, le cede al rey todos sus bienes. En aquella época en Francia, era el primer ministro quien se encargaba de las tareas de gobierno, dejando al rey dedicarse a "labores ociosas". Pero Luis XIV decide asumir el mando y gobernar, por lo que tendrá que hacer frente a aquellos que consideran que no será capaz de hacerlo o que se cansará pronto (tenía poco más de veinte años), a conspiraciones y enredos hasta alcanzar la figura del Rey Sol que hoy conocemos.
Es bastante lenta, especialmente en su parte inicial, considero que no eran necesarios casi 40 minutos para contarnos la muerte del cardenal, pero después coge algo de ritmo y, por lo poco que sé de historia francesa, creo que apenas se toma licencias históricas.
Cómo no, tiene escenas que me han resultado cómicas: ***contenido con spoilers***
Pero si no te interesa la historia, no es tu película.

Sinceramente solo recomiendo esta película a aquellos interesados en historia. Pero si hay algo que Rossellini ha conseguido y que si he visto alguna vez en una película biográfica no me acuerdo, es una buena consonancia entre la historia y los hechos reales.

Empezaré diciendo que 1966, año de realización de la película, es a la historia del cine lo que el siglo XVII a la Historia universal, es decir, que si nos parece que se nos narra una época muy lejana, también lo hace desde una narrativa cinematográfica que puede parecernos muy alejada de los modos actuales.
Rossellini, un director que es de todo menos sencillo pese a la aparente linealidad de muchas de sus propuestas, nos ofrece un muy interesante ejercicio de acercamiento historico bajo la premisa de reflejar los hechos con la mayor fidelidad, si es que eso es posible, a la par que nos regala un retrato del poder y de su ejercicio muy interesante.
La toma del poder del que sería conocido por la Historia como el Rey Sol y que en las breves reseñas que le describen en los libros de historia que conforman nuestra "cultura general" lo exponen como un personaje trivial, engreído y primer eslabón de la ruina financiera del sistema monárquico francés es presentado por Rossellini como un ser político, cuyas decisiones de afianzamiento de la vida cortesana responden a una estrategia de afianzamiento de su poder, una disección del absolutismo que debería proyectarse en todos los institutos.
Más allá de su rtmo pausado y su ausencia de grandilocuencia, tanto visual como dialéctica, la película ofrece un puñado de escenas memorables: el diálogo entre los médicos que atienden al Cardenal Nazarín (hoy los llamaríamos comité de expertos), la escena donde la corte despierta a los reyes con todo su boato, la reunión entre Colvert y el rey en la que se fijan las líneas de su mandato, la reunión con los sastres, la preparación del banquete real... es decir, un ramillete de escenas que pretenden mostrarnos un modo de vida, confrontándolo a nuestras costumbres.
Un punto en contra, la monocorde interpretación de Jean Marie Patte en el rol de Luis XIV, pero conociendo a Rossellini, si le pareció que debía ser inerpretado así, por algo sería.