Aquí tenemos de nuevo una de casas encantadas y sus clásicos momentos de saltar del sofá. Pero están tan sobados que ya no se mueve ni la uña del dedo gordo del pie. Y también un poquito de encuentros en la tercera fase. O eso, o los Gusiluz están reivindicando su regreso tras haber desaparecido de los escaparates del mundo infantil. Pero si piensan que a base de juegos de luces van a acojonarnos, lo llevan claro. Mucha musiquita, muchos planos, mucho jugar al escondite pero el resultado final no cuadra. Los actores tampoco nos ayudarán a hacerlo más creíble. Lo único que se me ocurre es que rinden un homenaje a los acomodadores de los cines que espiaban detrás de la cortina por si alguien se desfasaba. Nosotros los llamábamos al grito de - Comodoro!!
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