La película está basada en una novela de Cecelia Ahern, escritora irlandesa. Y, teniendo en cuenta que Posdata: te quiero es una de mis poquísimas películas favoritas románticas, ¡el libro tiene que ser absolutamente precioso!

Encontraréis toda clase de comentarios acerca de este film, buenos y malos; entre estos últimos, muchos dirán que están cansados del romance. Sin embargo, os adelanto que esta película no sólo habla de amor, sino de vida y esperanza; que no es poco...

Posdata: te quiero no es una mala película, no es el pastelón de siempre, con los personajes de siempre y las tonterías de siempre; tampoco es una película profunda de planos interminables... Simplemente es una historia que intenta provocar emoción al espectador; y conmigo lo consiguió. Por supuesto, las películas emocionan a cada persona de manera diferente, dependiendo de sus vidas, de sus aspiraciones, de sus sueños y de aquello que realmente les importa.

La película consiguió meterme de lleno en ella y que imaginara mi vida sola, sin mi media naranja. Cuando encuentras a esa persona sin la que no podrías vivir jamás, cuando a pesar del tiempo sigues queriendo ver su cara al despertar; enfrentarte a una vida sin él resulta cruel e insoportable. Esta cinta en ocasiones me dejó con el corazón en un puño y el cuerpo acongojado. Siendo joven, trabajadora, libre, estando enamorada, teniendo problemas pero superándolos junto a él... Mi emoción ha sido el pensar que sin él, todo se convertiría en un gris hiriente y doloroso. La crueldad de una posible soledad sin él. El seguir día a día, el no querer dejarle marchar. Esa ha sido mi emoción.

A lo largo de toda la película hay buenos momentos, pero me quedaría principalmente con los flashbacks en los que los protagonistas se conocieron; los recuerdos de cuando él vivía son los que me emocionan.

Hilary Swank (una actriz que no me entusiasma precisamente) consigue interpretar bastante bien su papel, hasta el punto de que me caiga medianamente bien durante las dos horas de la película. Te hace entender lo frágil que puede ser la vida y sobre todo la felicidad y que, por más que se hagan planes, el destino tiene siempre la última palabra.

Gerard Butler, conocido como Leónidas de 300, interpreta a la perfección su papel de marido bueno, risueño y cariñoso que quiere cuidar a su mujer y asegurarse de que sea feliz aunque él ya no esté.

En la película no son todo lágrimas, ¡es un canto a la vida, a la esperanza y a un futuro prometedor! También disfrutaremos de algunos hermosos paisajes por los que se pasean los personajes, además de la agradable música de John Powell.