Quién iba a decir, allá por 2010 cuando se estrenó la primera película de Gru, que la saga iba a llegar tan lejos, y que catorce años después, entre tantos remakes, reboots y secuelas, se estaría estrenando la cuarta parte. En realidad es comprensible, pero el culpable no es el propio Gru, ni siquiera Agnes, que es tan achuchable que me quiero morir con su unicornio, sino que los verdaderos protagonistas y jefazos de esta franquicia son los Minions, y por una parte parece que en Illumination lo entienden, de ahí que tengan películas y cortos propios y estén por todas partes, pero parece que en esta película eso se les ha olvidado por completo.

Tengo pendiente el revisionado de las anteriores, y quién sabe si les bajaré la nota o se mantendrá lo que pensé y sentí en su momento, pero me duele mucho ponerle esta nota a una película de esta saga, aunque en realidad no es de esta saga, porque sinceramente creo que me he equivocado de película y he ido a ver Padre no hay más que uno 4 en lugar de Gru mi villano favorito 4. En serio, he salido del cine con esa sensación, y supongo que las voces clarísimas de Florentino Fernández y de Patricia Conde tampoco ayudan.

Y es que Gru ahora no sólo es padre de las tres niñas que le han acompañado desde la primera entrega, sino que también tiene un bebé con su mujer, Lucy. Para colmo, ya no sólo no es el villano favorito de nadie, es que de villano tiene nada y menos, porque recordemos que ahora ***contenido con spoilers*** , pero aparte de eso está en modo padre y en modo casero total, casi parece una sitcom. No sé, en el momento en el que Gru se convirtió en esto, tendrían que haberlo dejado, o al menos cambiarle el título a las películas, porque es un poco publicidad engañosa.

Sí que hay un villano, o se podría decir que dos en algún punto, pero prometen mucho y se quedan en una auténtica decepción. Tanto amenazar, tanto todo y ***contenido con spoilers*** , porque claro, es mucho más importante ***contenido con spoilers*** . Lo normal, vaya.

Pasemos a lo importante, los Minions. Como digo, parece que se les ha olvidado que son la imagen de la saga, pero si hasta en el cartel que tienen en el cine SÓLO aparecen dos Minions, ni siquiera Gru. Pues aquí no es que aparezcan mucho, y lo que hacen con ellos no me ha convencido en absoluto más allá de un montón de referencias. De hecho, toda esa parte dedicada a los bichejos amarillos podría haber sido uno de sus cortos, o un mediometraje, y habría funcionado mucho mejor. Y es que sólo he disfrutado las partes en las que aparecían ellos, es cuando me he reído como me pasa siempre, con su idioma particular y sus locuras varias.

Respecto a esas referencias, son infinitas. James Bond, Misión imposible, Los cuatro fantásticos, Spiderman, Harry Potter, Los increíbles, incluso Terminator. Y es por esas referencias, y obviamente por los Minions, por lo que le pongo un 5 y no menos nota, porque por lo demás me ha parecido un despropósito. Como ya he dicho, es una película más de Santiago Segura, mezclada con un poco de cine de superhéroes que se les ha caído por ahí.

Quiero creer que esa escena final, con referencias a toda la saga, puede ser una despedida, un final final, y espero que así sea, porque no creo que esta saga dé mucho más de sí. Películas de los Minions, todas las que queráis, o mejor cortos de vez en cuando para no saturar, pero jubilad ya a Gru, es necesario. Para lo que ha quedado...

Han pasado catorce años desde el estreno de 'Gru, mi villano favorito' y el tiempo, como es lógico, no ha pasado en balde para Gru. Lejos quedaron los días de villanía, los planes disparatadamente absurdos y ese puntillo gamberro que la propia evolución de la saga, derivando cada vez hacia un tono más familiar, ha intercambiado por un humor mucho más blanco y cotidiano. A fin de cuentas, Gru es ahora esposo, padre de una familia cada vez más numerosa y miembro de la Liga Antivillanos, de modo que su día a día se debate entre la rutina de la vida conyugal y la dificultad de conciliar el trabajo con la crianza de su nuevo churumbel. Podría entenderse incluso como una representación de lo que supone crecer, madurar y, hasta cierto punto, tener que dejar algunos sueños atrás para asumir las responsabilidades de la vida adulta, pero supongo que Illumination, lejos de querer provocarnos una crisis existencial con una película tan desenfadada, ha preferido, en su lugar, realizar un simpático homenaje a la familia y a la forma en la que esta puede cambiar nuestra perspectiva del mundo.

Ese cambio de paradigma tan radical, si bien ya se venía fraguando en entregas anteriores, hace que apenas haya un hilo argumental en sí mismo, sino más bien una serie de pequeñas subtramas que, en general, van contribuyendo a ese carácter crepuscular que presenta la película. Las niñas comienzan a tener sus propios intereses, a Gru le ha salido una especie de admiradora en la que él ve reflejado a su yo del pasado y los Minions, nuestros supositorios amarillos favoritos, se ven incluidos en un misterioso programa que sirve como delirante parodia del cine de superhéroes y, a su vez, como excusa perfecta para colarnos continuas y descacharrantes referencias a dicho género. Ni siquiera han sido aprovechados todo lo que deberían y, aun así, esos pequeños amantes de los plátanos son lo mejor de una película cuyo principal problema, más allá de su evidente pérdida de chispa, reside en intentar abarcar demasiado pero sin centrarse realmente en nada. Más entrañable que divertida y, desde luego, mejor como canto a los valores familiares que como secuela de esta gran saga.

Gru 4. Mi villano favorito, es una película de animación familiar/infantil.

Tras una reunión de 'antiguos villanos', un antiguo rival de Gru resurge, lo que provoca que tenga que huir. Al mismo tiempo, un nuevo miembro en la familia, hará que Gru esté más ajetreado que de costumbre.

Pues una saga que sigue yendo de más a menos, en una película que amplía la familia con un bebé que da lugar a muchos sketches o cortometrajes, como los minions, que dan para mucho, pero cuando le queremos meter una historia a la película, una trama y un puñado de cosas que hacer a Gru, se nos caen las gracietas.
El bebé ha tenido sus momentos, sí, como los minions, sí, pero todo lo que pasa por Gru, se me queda torpe, aburrido, falto de gracia. La alternancia entre unos y otros ha hecho de la película algo irregular, en la que los momentos más divertidos, no siempre lo eran tanto, y los momentos menos divertidos, eran un lastre. El villano, Maxime Le Mal, tampoco ha ayudado a que el barco remontara.

Aun así, se le puede poner a los peques de la casa, que seguramente la disfruten. A los adultos, y más a los que han ido viendo todas las entregas, se les hará un poco más larga.

Vaya, pues siento discrepar con la mayoría de las críticas que leo por aquí, ya que a mi me ha gustado mucho más que la tercera.
Puede que la trama principal sea más floja que en las anteriores, o que como he leído, dicha trama principal se ramifique en un montón de subtramas innecesarias, pero no lo veo del todo así y en ningún momento llega a resultar confusa por ello. Es cierto que, por ejemplo, las escenas ***contenido con spoilers*** no aportan prácticamente nada, pero si las veo necesarias para hacernos ver cómo se intentan adaptar a su nueva vida.
Con los minions lo mismo. Veía muy difícil que me sorprendieran con nuevas ocurrencias después de tres películas de Gru y dos propias, pero lo consiguen hasta el punto de seguir queriendo más de esos canijos amarillos.
Está claro que ya no resulta todo tan sorprendente e innovador como en las primeras, pero que Gru iba a dejar de ser un villano se sabe desde aquel momento en que entraron en escena Agnes y su adorable unicornio, por lo que me parece lógica la evolución hacia algo más familiar. Al personaje de Lucy sí que me sigue costando trabajo cogerle simpatía, sobre todo con el doblaje de Patricia Conde, y el villano de esta también es el menos interesante de los que ha habido, pero no por eso me parece una mala película.