Críticas de Fantasmagorie

El primer trabajo de Patrice Molinard, director de este mediometraje, fue como asistente de fotografía, camarógrafo, en el importante corto 'Le sang des bêtes' (1949) trabajando junto al genio creador de Georges Franju y cuya huella se aprecia bien a lo largo de 'Fantasmagorie'. Y esto empezando por la elección de su protagonista principal, la fascinante Edith Scob, habitual en el cine de Franju. Casi todos los movimientos de la actriz en esta película, incluso su vestuario, recuerdan los que mostraba en esa cumbre del cine fantástico que unió a Franju y Scob, 'Los ojos sin rostro'.

'Fantasmagorie' es una revisitación del mítico 'Drácula' de Stocker, más cinéfilo, a la manera del 'Nosferatu' de Murnau, añadiendo pasajes literarios al comienzo que introducen en el carácter entre horrible y romántico que envuelve el género vampírico. La novedad es que, a partir de aquí, existe un salto en el tiempo de doscientos años y la pesadilla vuelve a reproducirse en el París del siglo XX bajo el mismo argumento original, hasta concluir en una sorprendente y algo cómica ironía contemporánea.

Vuelven a repetirse las recordadas escenas de la posesión del matrimonio en distintos escenarios. La fotografía, el punto fuerte de su realizador, no pasa desapercibida en muchos momentos importantes, sobre todo en la parte de recreación histórica y en las tomas del cementerio o el estanque. Asimismo, la escenografía está muy bien trabajada y sus atmósferas ayudan al soporte de credibilidad de la historia. Vale bastante la pena verla.