Película para televisión que me da la sensación que he visto varias veces con diferente reparto y con diferentes títulos. “Aguas sangrientas” empieza bien, siempre y cuando sepas que estás viendo un telefilm que es bastante mejor que otros muchos que he visto en el género. Sin ninguna pretensión más allá de entretener al espectador un domingo por la tarde. Como he dicho la película tiene un buen primer tramo, con un reparto más atractivo que el deslucido tratamiento final que le da el director a esta creación.
El reparto incluye a un trío de actores de segunda fila que han conseguido hacerse un hueco en el mundo del cine de serie B: Dimond Philips-Swanson y Coolio. Bueno, es muy sencillo: Coolio no hace gran cosa aparte de sobreactuar como villano, una especie de parodia de rapero gangsta que se cree de verdad, y que por supuesto es completamente mediocre. Swanson es ciertamente atractiva, pero tampoco hace gran cosa, su personaje ha sido relegado a un segundo plano y se contenta con llenar la cuota femenina. Es una pena, porque a veces puede hacer cosas buenas. Así que Dimond Philips hace la mayor parte del trabajo, y lo hace bastante bien, todo con sobriedad. Algunos dirían que monolítico a veces, pero está bien, y con Langley Kirkwood lo hace bien.
El guión es flojo, y eso es un problema. Se reduce a un grupo de bandidos e inocentes atrapados en una plataforma rodeados por un tiburón. Después de eso, es fácil imaginar que no se van a sentir muy cómodos y que los problemas están destinados a seguir. En realidad, “ Aguas sangrientas” carece de ritmo, y los giros y sorpresas son tan predecibles que rara vez dan en el blanco. El hecho de que el tiburón sea sólo incidental es también un problema relativamente notable, ya que lo que tenemos al final es una película de toma de rehenes muy normal. Si bien la dirección sigue siendo respetable, gestionando bastante bien las apariciones del tiburón, desgraciadamente escasas y carentes de impacto (lo que es tanto más lamentable cuanto que el tiburón en sí no está mal, alejándose del caquita de efectos especiales y creaciones raras de muchas películas recientes, y eso que este filme tiene 20 años) no se puede decir lo mismo del resto. Los decorados son muy limitados, la fotografía aburrida, y la estética visual y la atmósfera carecen de aplicación e investigación. Le faltaba ritmo, tiene varios giros artificiosos, aprovechaba poco a sus personajes y actores aparte del protagonista, y tiene una estética demasiado de telefilme. Es un poco extraño, sin embargo, la banda sonora es atractiva, original y variada, con un tema bastante singular cantado en francés. “Aguas sangrientas” no destaca lo suficiente en el género de los tiburones, a pesar de su voluntad de tomar un punto de partida original (he visto varias del estilo, pero repasando fechas, esta es la primera). Se deja ver cómo película de sobremesa más de acción que de tiburones.