Película que me daba pereza ver porque me estaba haciendo una idea equivocada. Pensaba que sería la típica nominación al oscar sobre racismo y encima musical, pero nada que ver, en cuanto aparece A24 en pantalla todo eso desaparece.

Es una obra carcelaria sobre una labor muy importante para una sociedad sana, como es la reinserción, en este caso a través del arte. Lo curioso es que la interpretan en su mayoría prisioneros reales que están o estuvieron en ese mismo programa. Y Colman Domingo está fantástico.

Candidata potente a guion y actor.

Todos merecemos la oportunidad de poder ser salvados de nosotros mismos. Todos merecemos la oportunidad de volver a empezar, de volver a trabajar, de volver a formar parte de una comunidad esta vez de forma honesta, al igual que todos merecemos la oportunidad de superar lo malo que hemos hecho o nos han hecho para poder mirar hacia delante sin petrificarte a cada paso. Pasando bastante desapercibida entre los grandes nombres de estos premios Oscar, sin apenas publicidad y contando con la gran ventaja de pertenecer al estudio A24, ‘Las vidas de Sing Sing’, se ha convertido en uno de esos recuerdos que atesoraré durante mucho tiempo dentro de mi alma. Un drama carcelario exento de las violencias que solemos ver en este género, no hay abusos, navajazos, homofobia, grandes peleas o agresiones, simplemente observamos a un grupo de hombres formar parte de algo, algo que les permite salir de esos muros imposibles, al menos en sus mentes. Algo tan simple como un grupo de teatro, algo tan simple como el arte alimentando las vidas y las almas de los desamparados, los trapicheros, los parias y demás seres marcados por la desgracia. En el Centro Correccional Sing Sing, una cárcel de máxima seguridad, seguiremos el camino de Divine G., Divine Eye, Mike Mike y tantos otros reclusos en las manos de un profesor de teatro para preparar representaciones de Shakespeare u obras escritas por el propio Divine G. Es esta una historia sobre pedir ayuda a las manos amigas, sobre personarse a sí mismo y sobre entender que todos tenemos derecho a la redención. Colman Domingo y Clarence Maclin, se merecen todo lo bueno que les pueda pasar. Y merecidísima también la nominación a mejor canción original porque ‘Like a bird’ es una absoluta maravilla.

Cada vez que salía en los créditos “as himself”, tenía que sorberme los mocos como una condenada. Gran trabajo y, concretamente, gran despliegue emocional en todos los sentidos sin caer en la pornografía de la miseria, el victimismo o el señalamiento. Un filme sensible y cargado de una dulzura que no esperaba encontrarme aquí, como encontrarte un anillo de oro en un montón de basura.

«We’re here to become human again, to put on nice clothes and dance around and enjoy the things that is not in our reality».

Para mí se queda bastante plana. Hay un poco de drama, hay un poco de emotividad pero nada muy exaltado. Destacan las interpretaciones sobre todo. Y he de decir que ese estilo de dirección no ayuda a que el espectador conecte con los personajes.

Una vez que traspasas el portón de un Centro penitenciario pasas a ser uno más de los errores de la matrix; a partir de ese momento la concepción que el mundo tiene de ti cambia para siempre, la palabra PRESO te acompañará toda la vida y será lo primero que vea la gente de ti.
Si bien es cierto que el sistema penitenciario americano nada tiene que ver con el español, por suerte, cierto aura de inhumanidad envuelve estos entornos y por eso es preciso que se creen programas para que ellos mismos no olviden su humanidad.

Esta película se encarga precisamente de devolver a los presos esa humanidad que nos empeñamos en quitarles, y lo hace mostrándonos un grupo de teatro creado con el fin de que encuentren un pequeño espacio donde soñar y olvidarse por unos segundos que están encerrados.
Y es que la prisión te obliga a parar y reflexionar sobre todos los errores de tu vida.
Allí solo tienes los recuerdos de tu vida anterior, y esos recuerdos duelen, porque son el lugar al que te gustaría volver para poder deshacer el camino andado que te ha llevado al lugar en que te encuentras.

El arte permite canalizar la ira, romper con los códigos que tradicionalmente asociamos a la cárcel y tener un objetivo que cumplir.
Cantaba Maka:
“¿Quién lo diría?, donde se mueren los sueños
yo planté un árbol eterno de ilusiones”

Él es uno de los muchos ejemplos de que el paso por prisión puede ser un antes y un después, pues del mismo modo que los protagonistas de nuestra película, participó en un programa de música y compuso gran parte de su primer disco durante su estancia en prisión. A día de hoy vive de la música y lo único que se te viene a la cabeza cuando piensas en él es la palabra ARTISTA.

Sing Sing nos permite acércanos a ese cuarto oscuro donde encierran a los monstruos para que veamos que darles un poco de luz puede ser una gran medicina.