Viajando al medio del desierto para fotografiar un eclipse, un hombre se encuentra atrapado en un enorme pozo en el que una mujer parece haber vivido resguardada del mundo exterior durante muchos años. Mientras ella guarda silencio sobre lo que la ha llevado a vivir en esta cabaña rodeada de infranqueables paredes de roca, el hombre intenta escapar, pero sus intentos se ven frustrados por presencias externas visiblemente amenazadoras...
Tras un breve prólogo sobre una curiosa fiesta del té, "The Seeding" desvela su título con un maravilloso plano en el que el contorno de una carretera transmite todo el simbolismo de su nombre y el sombrío destino que aguarda a su protagonista.
Pasaremos por alto los acontecimientos que llevan a este último a encontrarse cautivo en un agujero en medio del desierto (la ingenuidad que se muestra es al menos tan importante como el tamaño de esta jaula al aire libre) o el silencio demasiado fácil de guardar para mantener un aura permanente de misterio sobre lo que allí se juega (más allá del silencio de la mujer sobre el tema, el fotógrafo tardará una vez más en establecer ciertas conexiones que no son tan difíciles de establecer) y tomaremos "The Seeding" por lo que es ante todo: una pequeña película que se apoya con bastante inteligencia en su atmósfera única, a menudo apoyada por buenas ideas de dirección para maximizar el aspecto inquietante de este "País de Nunca Jamás" malsano en torno a sus escenarios desérticos, los sonidos que emanan de él, las siluetas de sus asaltantes (o sus presencias a veces más cercanas) y las puertas a la locura que se abren a través de la mente de su protagonista.
Así, aunque la niebla enigmática que rodea las razones de este cautiverio forzado no sea probablemente tan espesa como se desearía a lo largo de la película, la película de Barnaby Clay tiene el mérito de mantener constantemente nuestra atención a medida que avanza de forma bastante bien orquestada, jugando su papel tanto en los apreciables destellos de intimidad creciente entre el hombre y la mujer como en el peligro casi omnisciente cada vez más dispuesto a obstaculizarle.
Quizás no lo suficientemente sustancial o sorprendente como para que la recomiende como imprescindible, esta ópera prima siembra sin embargo suficientes semillas de talento como para hacernos desear ver más de un director capaz de transmitir una atmósfera tan extraña y atípica.