Que esta saga llegara a una séptima entrega ya es como para cuestionarse muchas cosas, y encima todavía quedaban unas cuantas, pero es que, si ya venía preparadísima porque me he leído la sinopsis para mentalizarme sobre lo que me iba a encontrar, empezamos de maravilla gracias al doblaje. Ya no estamos en Crystal Lake, ahora resulta que es un lago de cristal. ¿El malo? Un tal… Jason Vojes. Sí sí, tal cual. Y esto mientras nos ponen un poco en situación de lo ocurrido desde el final de la cuarta hasta ahora, pero con imágenes random cortadas y pegadas que casi parece el anuncio de algún procedimental en televisión. No sé, rarísimo todo y sólo van dos minutos. La tortura va a ser larga. Empecemos.

Ya he dicho que me he leído la sinopsis, y creía que me prepararía, pero no, creo que nada podía prepararme para que la protagonista así de buenas a primeras tenga poderes telequinéticos, porque sí. Ah, y también tiene visiones del futuro. Y como tiene traumas de infancia por culpa de esos mismos poderes que obviamente no sabe controlar, varios años después la madre decide volver a llevarla al lugar de los recuerdos traumáticos, nada menos que Crystal Lake, que de por sí es un destino muy recomendable para el turismo, para que vea a un doctor y la ayude, aunque los planes del doctor parecen ser otros. Lo que pasa es que la chica encima la lía parda y hace salir del lago a… Sí, lo habéis adivinado, Jason, que por cierto está bastante desmejorado después de tanto tiempo (el que sea, volvemos a no saber cuánto ha pasado) en remojo, y haber muerto tantas veces le pasa factura a cualquiera. ¿Y era necesario ***contenido con spoilers*** ? Qué desagradable.

Además de la chica protagonista, su madre y el doctor, también hay un grupo de jóvenes en la casa de al lado que han alquilado la cabaña para celebrar un cumpleaños. ¿Un grupo de jóvenes de fiesta, con sexo, drogas y rock & roll? Qué sorpresa. Así que aparece Jason y pasa lo que ya sabíamos que iba a pasar, y encima se empeñan en que los personajes sean insoportables, lo que resulta curioso teniendo en cuenta que son todos totalmente irrelevantes, bolsas de sangre con piernas preparadas en su sitio para que Jason las abra como regalos de Navidad. Y encima el peor personaje de todos dura demasiado. Pero es que aquí ni se molestan en darle mucha historia a Jason o una trama en general, sólo con la excusa de las habilidades de la protagonista, que no sé a qué vienen, ya vuelve el de la máscara de hockey y hace lo suyo y ya, en otras al menos se molestaban en que pareciera que había una historia. Es más, es que aquí ni saben quién es Jason ni qué ha pasado allí, sus movidas son otras y ellos sólo ven a un tío bastante raro que va dejando cadáveres y ya, a eso ha quedado reducido el pobrecito, todo un incomprendido.

No es que en general la calidad de estas películas sea demasiado buena, y ya no me refiero a la trama o a las actuaciones, que siempre dejan mucho que desear, pero es que esta es especialmente mala en la forma. Los efectos son para llorar, y encima conociendo las limitaciones de la saga, porque tampoco es que se esfuercen mucho en hacer películas medio decentes y es parte del encanto de los slasher, van y ponen un personaje con telequinesis, pues os lo podéis imaginar. Pero es que el sonido va y viene, las voces a veces se oyen más altas y otras más bajas, hay voces rarísimas como que se han metido después… En conjunto es una cosa extraña, como si tuviera pocas cosas encima.

Por cierto, el momento ***contenido con spoilers*** es espectacular. Pero ya el final, con ***contenido con spoilers*** es… puro cine. Y la frase final no se la creen ni ellos. En fin, nos vemos en la 8.