
Mel Gibson
William Wallace
¿Qué clase de hombre desafiaría a un rey? 'Braveheart' es una historia épica medieval sobre la independencia de Escocia en el siglo XIII, basada en la leyenda de William Wallace, un montañés escocés que arrastra a su clan a luchar contra la tiranía del rey Eduardo I de Inglaterra. Después del brutal asesinato de su joven esposa por los ingleses, Wallace sólo busca venganza. Hambrientos y en inferior número, Wallace lidera a los patriotas escoceses y consigue organizar un ejército de guerreros sedientos de libertad logrando recuperar con ello el espíritu que haría a Escocia libre para siempre.
“Braveheart” es una epopeya magistral sobre la Guerra de Independencia escocesa. Es una de las pocas películas cinematográficas realizadas con tanta pasión y patriotismo por Mel Gibson, que firma aquí su obra maestra y la película se ha convertido en uno de los pilares del Séptimo Arte. En 3 horas, Mel Gibson nos transporta literalmente a la vieja Escocia. Más allá del maniqueísmo, estos 180 minutos son una delicia visual y narrativa. Finales del siglo XIII. El rey Eduardo I se apodera del trono de Escocia. Tras el exterminio de su familia, el joven William Wallace es acogido por su tío. De regreso a su pueblo natal tras años de ausencia, encuentra a sus amigos y a la mujer que ama. Desgraciadamente, la ocupación inglesa de Escocia provoca el asesinato de su esposa. Tras la pérdida de todos sus seres queridos, William Wallace lidera la revuelta escocesa con un ejército y conquista plazas fuertes. Durante su lucha por la libertad de Escocia, Wallace ganó muchas grandes batallas y se convirtió en el símbolo y héroe de la independencia escocesa. Como podéis intuir “Braveheart” es una película histórica impresionante, apasionante y espectacular. El espectador queda impactado por la riqueza de los temas planteados, las preguntas formuladas, los personajes y (por supuesto) las escenas de batalla. Dirigida por Mel Gibson (que en un principio había pedido a Terry Gilliam que la dirigiera), el actor asume el papel de William Wallace. La película comienza y termina con dos escenas sublimes, ambientadas con una música magnífica. Las escenas de batalla son impresionantes y el trabajo de cámara es digno de los mejores directores. Son asombrosas, porque no sólo muestran combates, sino que ponen de relieve todas las estrategias desarrolladas por los diferentes ejércitos. Escenas que sirvieron de inspiración para otras películas como “ El Señor de los Anillos”, “Troya”, y otras . Los intérpretes también son parte del éxito de este largometraje: Mel Gibson destaca en todo su esplendor (para mí, su mejor papel). El personaje de William Wallace es un patriota tan violento como conmovedor, que lucha por una causa justa: la libertad para una Escocia libre y unida. Este hecho histórico, es narrado con tanta pasión por un inspirado Mel Gibson, totalmente absorbido por su papel, que es uno de los puntos fuertes de la película, su mirada es humana, inquietante y a la vez emotiva, consigue transmitir sus emociones y provocar escalofríos tanto en sus adversarios como al espectador… algo de lo que muy pocos actores pueden presumir. Por otro lado, está Sophie Marceau, que realiza una excelente interpretación como la princesa Isabel de Francia. Patrick Mcgoohan está impresionante en el papel del rey Eduardo, ya que su interpretación alterna poder y sobriedad. El actor está excelente en el papel de este rey, detestable durante toda la película, un auténtico tirano. Por último, no olvidemos el guion, perfectamente escrito que insufla vida a esta obra y, por supuesto, a los personajes (la escena de Sophie Marceau en el lecho de muerte del rey es una joya cinematográfica en sí misma, y podemos citar muchas en este largometraje). El guión mantiene al espectador en vilo con un magnífico comienzo protagonizado por una bonita historia de amor, pero todo esto es sólo el lado dulce de la película, porque tras el violento asesinato de la mujer de Wallace la película pasa a la barbarie pura y dura con escenas de violentos enfrentamientos, piernas cortadas, cuerpos empalados y soldados destripados. En este punto se llega a la barbarie, con su realismo a veces extremo, pero sin mostrar demasiado, porque la película sigue siendo apasionada y patriótica, llevada por un gran Mel Gibson. Pero Braveheart no sería Braveheart sin sus épicas escenas de batalla, que convierten la película en un puro espectáculo de acción. La batalla de Stirling es sin duda una de las mejores del cine, una pieza antológica en mi opinión, con intensos enfrentamientos entre los hombres de Wallace y los del rey de Inglaterra, donde se cortan piernas, se destripan cuerpos, vuelan cabezas y la sangre cubre el suelo. Pero es el comienzo de la batalla lo que resulta épico, con la escena de las estacas contra la caballería, las escenas en las que los hombres levantan sus kilts y el discurso de Wallace para motivar a sus tropas con la línea de culto "¡Podrán quitarnos la vida..., pero nunca nos quitarán... la libertad! Luego está la segunda batalla, igual de violenta que la de Stirling, el asedio de York y las escenas de horribles torturas a las que es sometido Wallace, que no cederá y su última palabra será: "¡Libertaaad!", una magnífica escena que muestra muchas cosas cosas en una sola. Por último, no hay que olvidar la maravillosa partitura de James Horner, que añade una dimensión excepcional a la película. Haciéndonos viajar por la música tradicional de Escocía. A destacar el tema “Freedom” que aún hoy nos sigue poniendo la piel de gallina.
“Braveheart” es, por tanto, una película de culto dirigida por un inspirado Mel Gibson, que se volcó al máximo en este fresco violento y bárbaro, pero al mismo tiempo conmovedor, que ofrece una hermosa visión del compromiso de un hombre con su país y con la libertad. No es de extrañar que la película ganara cinco Oscar, entre ellos el de mejor película y mejor director para Mel Gibson. Una obra maestra inolvidable que no ha envejecido ni un solo día y que no ha sido igualada en su género.
"Podrán quitarnos la vida, pero jamás nos quitarán la libertad".
Una de las frases más míticas del cine y una película que se presta a memes, sobre todo llegado el Black friday, pero que no me había animado a ver hasta ahora. Y es que ver que dura casi tres horitas asusta a cualquiera, sobre todo una película de estas características. Pero, como me han dicho hoy mismo, "todo es ponerse".
Braveheart nos cuenta la historia de William Wallace desde que era un niño, hijo de un campesino, que tuvo que marcharse de su hogar por cosas de la vida y vuelve varios años después, ya convertido en Mel Gibson. Es entonces cuando ***contenido con spoilers*** y tienen que aparecer los ingleses a joderlo todo. No contentos con dominarlo y arrasarlo todo, y tomarse según qué derechos, asesinan a la mujer de Wallace y claro, pasa lo que cabría esperar. Demasiados años bajo el yugo inglés se transforman en la unión de varios escoceses en busca de venganza, aunque ahora es bastante personal, y William Wallace se convierte en un mito incluso en su propia época, que hay quien parece pensar que es un unicornio o algo parecido.
Se podría decir que la película está dividida en dos partes, más o menos, e incluso se puede dividir por la mitad. La primera parte es la historia de William Wallace, el motivo de su venganza y su cruzada contra los ingleses. La segunda ya es más revolucionaria, ya no hablamos sólo de su venganza personal, ya está liderando a su pueblo en busca de la independencia y está dispuesto a llegar hasta los mismos dominios del rey si hace falta, y no dejará que nada ni nadie le persuada para abandonar su lucha.
Siempre digo que la historia y yo no congeniamos, y desde luego la historia de este buen hombre no la conozco. Pero yo aquí no vengo a ver una lección de historia, para eso están las enciclopedias o ahora internet, por lo que no me voy a poner a buscarle fidelidad, yo vengo a ver una película. Y lo que me he encontrado es una historia medieval de campesinos subyugados, de reyes manipuladores maquinando planes de guerra, de princesas encerradas en un matrimonio sin amor, de batallas sangrientas, de traiciones, de señores en falda montando a caballo, de espadas y de una banda sonora que le suma epicidad al conjunto. Porque otra cosa no, pero épica es un rato, y los paisajes son una auténtica maravilla.
Pero es que aparte de a Mel Gibson, que además dirige la película, tenemos a Brendan Gleeson, Brian Cox, Tommy Flanagan, James Cosmo, David O'Hara y Sophie Marceau, entre muchos otros. Y aunque se nota que no está hecha anteayer, es de esas que no pierden calidad con el paso de los años, ha envejecido muy bien y una buena historia medieval nunca pasa de moda, y al final las tres horas ni se notan.
Nunca es fácil hablar de una película que marcó tu adolescencia y que empezó a forjar tu pasión por el cine, pero todavía más complicado es hacerlo de un título como 'Braveheart', una de las historias más épicas jamás contadas en pantalla grande y uno de los máximos exponentes del género bélico. No del tipo de cine bélico de disparos y explosiones, no, sino del de espada y escudo, de coraje y honor, de muerte y libertad. Para todo ello, Mel Gibson —aquí haciendo las veces de productor, director y actor principal— nos traslada hasta finales del siglo XIII para contarnos la vida de William Wallace, líder y principal catalizador de la rebelión de Escocia contra la ocupación inglesa del Rey Eduardo I de Inglaterra. Un evento histórico de sobra conocido y que Mel Gibson, pese a tomarse evidentes licencias artísticas (motivo por el que la película también ha levantado siempre algunas ampollas), consigue convertir en un auténtico espectáculo de casi tres horas de duración de puro disfrute y épica audiovisual.
Y sí, es cierto que como retrato de la figura de William Wallace quizás se aleje demasiado de la realidad, pero creo que 'Braveheart' nunca pretendió ser un libro de Historia, sino más bien un relato clásico de aventuras y un emotivo homenaje en favor de uno de los personajes más fascinantes que existieron durante la Edad Media. Aspectos que, de alguna manera, son la base fundamental sobre la que se sustenta toda la película y que, más allá de su fidelidad histórica, se han convertido en la seña de identidad de un título llamado a perdurar en la memoria colectiva. Para el recuerdo quedarán sus impresionantes localizaciones —rodadas en Escocia e Irlanda—, su envolvente banda sonora de corte folk y celta, una serie de batallas que siguen resultando igual de cruentas y realistas que el primer día y, sobre todo, unos personajes que logran transmitir toda su ira, su alegría, su pesar y, por supuesto, sus ansias de libertad. Todo un clasicazo del séptimo arte que ningún aficionado al cine épico debería perderse.
Braveheart de Mel Gibson, que aquí le tenemos de multiempleado, director, productor y actor principal.
Casi tres horas de pura épica, de poner en muchos momentos los pelos de punta al espectador, un largometraje que destaca en casi todos los aspectos, puesto que tiene una historia argumental muy bien ejecutada, no conozco al detalle el hecho histórico de tan conocido personaje del noble escocés William Wallace, pero me imagino que algunas licencias se han llevado en el argumento pero eso al final creo que es lo de menos, porque se ofrece no solo un drama épico, sino que va mas allá y nos relata, la vida de William Wallace, y un abanico de sentimientos que tiene cualquier persona durante su vida, como son el amor, la amistad, la muerte, los miedos, el esfuerzo, traiciones...pero lo que más destaco de este personaje es su integridad, un hombre que dirigió a su país contra la ocupación inglesa y contra el Rey Eduardo I de Inglaterra en las Guerras por la Independencia de Escocia.
A nivel interpretativo el elenco de actores y actrices está muy bien pero da la sensación de que Mel Gibson no solo se mete en el papel, si no que lo vive como si fuera el propio William Wallace, su actuación es sublime.
Otros puntos fuertes de la película (creo que no tiene puntos débiles) son la fotografía y ambientación, sobre todo se disfruta en esas verdes praderas a campo abierto durante las batallas, pero tanto la vestimenta como los diálogos son de un nivel muy notable o mejor dicho sobresaliente. Y no hay que olvidar la banda sonora de esta película me quedo corto con todas las alabanzas que ya ha recibido, era la guinda a una obra maestra.
Pero no todo es acción y épica con un ritmo frenético, también tiene sus momentos pausados, románticos, de reflexión, silenciosas...casi tres horas dan para mucho.
En definitiva una auténtica joya del cine, una aventura épica con un gran trasfondo de rebeldía que todo amante de este arte debe de ver, por otro lado, me da la sensación que Mel Gibson es un personaje infravalorado en el mundo del cine por todas las polémicas que le rodean pero que ha hecho mucho y bien para este gremio.
P.D. La escena que ***contenido con spoilers*** pone los pelos de punta.
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