En plena época del Covid, un sheriff bastante negacionista y el alcalde del pueblo de Eddington, con intereses económicos en el mismo, se enfrentan en unas elecciones locales que van subiendo de tono más de lo esperado.

Con esta premisa, Ari Aster nos ofrece una especie de western moderno que pone mucho hincapié en el Covid, el Black Lives Matter y todo lo relacionado con las redes sociales, los conspiranoicos y los móviles. Todo esto se cocina a fuego muy lento, dejando que la tensión vaya escalando poco a poco hasta que, en la última parte de la película todo explota. Y ahí es donde está la gracia, en esa parte de acción y violencia desatada que la acerca más a las películas de Tarantino que a otras propuestas como Hereditary.

Los personajes, como no podía ser de otra manera en una peli de Aster, son rarunos a más no poder. Joaquin Phoenix está genial como sheriff negacionista, apático y paranoico, que no sabes si te cae bien o mal, mientras que Emma Stone interpreta a su mujer, completamente marcada por sus traumas. Y cómo no, Pedro Pascal que está en todas, aparece haciendo de alcalde con esa mezcla de buena gente y tocapelotas profesional que le queda perfecta.

La película, en su arranque, me resultó un poco aburrida, y que dure 2h30 tampoco ayuda. Pero a medida que todo se va cocinando, el ritmo mejora mucho y la recta final es realmente buena. Aunque el final te deja un regusto amargo.

Antes de continuar en el punto exacto en el que terminó la primera, nos vamos al día 1, el día en el que aparecieron las bestias tan sensibles a los sonidos que tanto han amargado la existencia a la humanidad. No sé si no se detiene demasiado en ese primer día porque ya tenían intención de hacer esa precuela que no dirigió John Krasinski o si hicieron la precuela precisamente porque apenas nos cuentan nada de ese primer día, pero sirve para saber lo que supuso para la familia Abbott, pero sobre todo para presentar al personaje de Cillian Murphy. Y es que Emmett es un antiguo amigo al que van a ver y pedir ayuda cuando la cosa se tuerce demasiado, aunque tal vez sea él quien necesite ayuda y la familia quien tenga una solución.

Una secuela bastante correcta y a la altura de la primera entrega, y en la que en ese primer día la gente actúa de una manera lógica, no aprenden cómo comportarse así por obra y gracia del espíritu santo. Pero sobre todo cumple por la atmósfera, esa tensión constante en la que hasta el más leve suspiro puede ser un ruido demasiado alto que atraiga a una de esas criaturas, aunque no entiendo por qué tienen que ir descalzos, con lo peligroso que es eso, y más viendo que hay gente que lleva calzado, porque acostumbran a meter los pies donde no deben, y gritar no es una opción.

Lo que me mosquea es que vuelve a tener un final demasiado brusco, que el de la primera ahora se entiende porque esta se llama "Parte II", así que imagino que en todo momento estuvo pensada la secuela y que enlazaría de manera directa, y sé que va a haber tercera parte, pero no sé si estaba ya decidida en su momento, y además se está retrasando más de la cuenta. ¿Por qué no se acostumbran a darles un final bien cerrado a las películas incluso aunque tengan pensada una secuela? Sé que John Krasinski se lo guisa y se lo come y no tiene problema con que le cancelen las sagas, supongo, pero eso le hace perder puntos.